Muchas veces hemos hablado aquí sobre la falta de consumo de vino, que es, en definitiva, la causa del resto de nuestros problemas. No sé, llámame loco, alguna cosa habrá que ir haciendo y no creo que volver a dopar al sector con otra vendimia en verde cara a 2025 vaya sacarnos del marrón.
Como digo, hemos hablado de falta de consumo pero quizás no con una prospectiva de abajo a arriba. Llevamos demasiados años vinculando vino y salud, hermanando el consumo moderado de vino especialmente del tinto, con supuestos y poco demostrables beneficios cardiacos. Esto, además de ser un política de marketing y comunicación errónea, en mi humilde opinión, nos ha separado de los consumidores actuales y de los futuros.
Los consumidores actuales, una parte de ellos, gente que en la actualidad tiene cincuenta y unos cuantos más, han redescubierto el gym y sus alrededores y relacionar vino y salud no les cuadra, dado que piensan demasiadas veces que lo de cuidarse la patata es de viejos y ellos ya van, como digo, al gimnasio. En realidad a este tipo de consumidores les preocupa más la Dirección General de Tráfico, o sea la DGT.
En el caso de los consumidores que vienen, es decir, gente que tiene entre treinta y cuarenta, lo de vino y salud no les va mucho, dado que ven lo de beber vinos, muchas veces, como de viejos; de hecho, los de cincuenta ya les parecemos viejos.
A más a más, esta franja de consumidores son muy sensibles a figuras y figurines que aparecen en programas de TV en horario de máxima audiencia, haciendo gala de ser totalmente abstemios después de, cómo dice Sabina en su canción, …gente sin alma que pierde la calma con la cocaína.
En resumen, si sumamos todo esto nos espera un panorama de consumidores poco halagüeño y que nos debe hacer reflexionar hacia dónde vamos a nivel consumo, normativas varias, marketing y comercialización. Una isla de esperanza aparece en el fondo del panorama con forma de mujer, dicho sea de paso, que toma vino en vez de cerveza y otros licores varios. Bien con un hielito y buscando con ello casi la copa larga mejor que un pelotazo de combinado. Solo decir, para terminar, que nuestros vecinos italianos venden de Prosecco 600 millones de botellas.