David Bastida Caro

Acidez Volátil

David Bastida Caro


Hostelería y esas cosas

27/11/2024

Como ya dijimos el otro día, hoy vamos hablar de nuestra prima la hostelería. Digo prima porque en todas las familias hay un primo o prima con la que a veces no se tiene mucha relación, pero ahí está todos los años sentado en la mesa en Navidad. Como es lógico pensar, hay mucho tipos de hostelería, desde bares a restaurante, hoteles… y de cada uno de ellos existen mil tipos y categorías: bar de pinchos, tascas, restaurante de polígono, de barrio, con Soletes o incluso con estrellas Michelin. Cada uno de los tipos de locales tiene sus propias características y cómo no, sus propios problemas. Estos van según ellos desde los horarios al espacio de sus almacenes, los elevados alquileres, una pandemia y un largo etcétera. Pero probablemente el principal problema de la hostelería actual, que además afecta a todos los tipos y niveles cada uno con sus cosas, es la falta de personal. Como dijo Joe Biden: «Páguenles más».
Este problema en muchos casos obliga a no poder atender todos los servicios, lo cual merma la rentabilidad, dado que cenas o días entre semana no se pueden atender. Poco hueco hay en esta columna para hablar de esto. Bueno, a ver si nos entendemos, luego no hay posibilidad de comer o cenar porque está todo lleno. Como por ejemplo, este finde en Logroño o apenas puedes dar una vuelta holgadamente  por la calle Laurel o si me apuras por la San Juan, ambas llenas de autóctonos y peregrinos entre semana y llena de foráneos los fines de semana. Dos maneras de ver la misma botella  medio vacía o medio llena.
Es decir, tenemos una hostelería con sus propios problemas y pensando básicamente en su rentabilidad a toda costa. A esto añadámosle una sobreoferta brutal en cualquier tipo de vino: blanco, tinto, con DO y sin ella, de cualquier categoría y por supuesto del precio que quieras.
En definitiva un cóctel complicado que hace que el mensaje que se quiera transmitir al mercado desde bodega sea inentendible para este y no cale. Básicamente porque una parte importante de la hostelería no le pone a ello ningún interés, más allá de cuántas copas va a sacarle a la botella y así es francamente difícil, la verdad.