Nos hemos empeñado estos días en que la solución a los problemas de nuestro sector es el arranque del viñedo, se ha puesto el foco ahí. Conviene recordar que la vid es una planta leñosa a la que le cuesta algunos años dar fruto de una manera regular y algunos más dar fruto para la obtener vinos de calidad. Parece más, esto del arranque, la pataleta de viejas glorias del sector primario deseosas de monetizar el papel, que una solución en sí al problema que nos agobia, que recuerdo es la falta de consumo. De ahí el desenfoque.
Es bueno mencionar que existen herramientas vitícolas al alcance de todos los bolsillos capaces de ajustar la producción y mejorar de paso la calidad de una manera mucho menos agresiva que meter la cadena y darle la vuelta a las cepas. Esto al alimón con las medidas que el divino debe permitir poner en marcha facilitaría a las bodegas herramientas para el ataque de nuevos mercados que actualmente no se están atendiendo y que podrían absorber en gran medida nuestro sobre stock y con ello equilibrar precios y mejorar la situación del sector desde abajo hasta arriba. Enfocarnos, en definitiva, en el camino adecuado.
Aunque he de reconocer que darle la vuelta alguna finca pondría algunos en prevenga, empezando por las espalderas de las fértiles vegas y por el listado que el divino maneja de fincas que año tras año y de manera reiterativa incumplen la norma y tienen kilos de uva para ti, para mí y para todos mis compañeros.
En definitiva no pongamos el foco exclusivamente en el arranque porque esto nos desenfoca del problema. Sólo un mix de medidas pactadas y consensuadas por todos los actores del sector nos sacará del este socavón en que nos hemos metido. Eso sí, no todo el mundo va salir o por lo menos nadie lo va hacer indemne.
Sólo el equilibrio entre oferta y demanda va sacar a la DO del problema. Y este equilibrio se construye y se pacta entre los actores principales, es decir agro, bodegas y CR. Y con lo pactado se debe ir al gobierno de turno a que eche una mano en ponerlo en marcha.