Hagamos un análisis de situación de cómo está la DOCa Rioja. Tenemos tres patas que son Rioja, Álava y Navarra. Centrémonos en Rioja, que es la que más volumen de viñedo tiene, aunque este pequeño análisis es válido para las tres. El primer paso es reconocerlo y es que tenemos un problema en el sector que ni de lejos es puntual o un diente de sierra. Es un problema estructural. Tan importante como que está en juego nuestra supervivencia como sector tal y como actualmente lo conocemos.
Mi trabajo me permite ver y conocer el sector de manera vertical, de abajo a arriba. Produzco, compro y vendo uva, compro y vendo vino a granel, vendo embotellado con nuestras marcas, salgo a la calle a venderlo e intento desarrollar estrategias de marketing para poner todo esto en valor. Quiero pensar que puedo opinar con criterio. El problema se llama falta de consumo o al menos de los vinos que como DO hacemos. Esto debería llevarnos a pensar de manera sesuda y seria si es interesante abrirnos a otros formatos de venta. (BiB, latas…) Como ha bajado el consumo, sobra vino y como sobra vino nos sobra uva. Esta perogrullada debe hacernos pensar en una solución de arriba abajo. Es decir, debemos incentivar el consumo probablemente con vinos adecuados a los nuevos consumidores sin olvidar los que ya tenemos.
Debemos eliminar volúmenes de vinos excedentarios que nos permitirán ajustarnos a demanda y debemos producir menos uva para amoldar la base del problema a las necesidades de venta de vino; que es de lo que vivimos en definitiva. Cómo se hace esto en mi opinión, lo veremos el próximo día. Hoy ponemos todo en situación, que es muy importante para ser conscientes de dónde estamos y cuán profundo es el charco en el que estamos metidos. Conviene no olvidar que este es un problema generado entre todos: viticultores, cooperativas, bodegas comercializadoras y Consejo Regulador. Y sólo con el esfuerzo y sacrificio de todos ellos saldremos adelante. Nos jugamos mucho y no sólo dinero. Nos jugamos nuestra manera de entender la vida y nuestra tierra. En definitiva, nos jugamos lo que somos.