Se han publicado las normas de vendimia de la campaña 2024. Con ello se pone en marcha la maquinaria que controla rendimientos de la viña, las bodegas y que de alguna manera marca la calidad de lo que aún cuelga de las cepas. Estas normas decididas en el Consejo Regulador por las partes del sector allí representadas marcan las reglas del juego de lo que antes venía en octubre y ahora bastante antes, provocado por la rojeza esa del cambio climático que adelanta cosechas y dispara grados alcohólicos.
Todo esto de las normas de vendimia, a priori es una buena idea y guarda cierta ironía, ya que somos tendentes a acomodar dicha norma a intereses partidistas. Si bien este año son restrictivas en kilos por hectárea y rendimiento de transformación de uva a vino, otras veces han sido laxas, permitiendo sobreproducciones en la viña, en la transformación uva-vino y sobre todo en el concepto de producción de vino de mesa, razón, entre otras, por lo que estamos aquí, así. O sea, jodidos.
Hemos hablado algunos días sobre si el sector merece las ayudas que recibe y sobre si se trabaja lo suficiente para amoldarlo a los nuevos tiempos. Desde mi punto de vista, las ayudas sólo curan el escozor del año en curso y relajan al soliviantado sector primario, pero no van a solucionar nada sobre los problemas que tenemos. Y que, repito, son la falta de consumo global y nuestra incapacidad normativa para tomar decisiones valientes y de calado que transformen a la gran y anquilosada Rioja en la nueva y dinámica Rioja que el sector necesita y que el mercado demanda.
Hay que, de una vez por todas, cambiar antiguas normas que sirvieron en el pasado por normas que mantengan la calidad y la esencia y nos permitan llegar a nuevos mercados de forma rápida y sincera mostrando nuestro potencial.
No nos volvamos locos; el mercado y la forma de tomar el vino ha cambiado y debemos adaptarnos a ello o en pocos años, al ritmo que va la cosa, desaparecerán la mitad de las bodegas de la DO y eso es algo que ni el sector, ni la Comunidad autónoma se pueden permitir.