Aquí no hemos hablado demasiadas veces de la comunicación y el Marketing (Mkt) del vino, así que hoy toca. Hablemos de cómo el mundo de la comunicación de la cerveza se ha ido adueñando, nos ha ido sisando conceptos típicos al vino y los ha ido haciendo suyos de manera casi sibilina. La cerveza y su comunicación al consumidor, por lo menos en el mercado patrio, siempre ha estado vinculada al disfrute (este por cierto, es un concepto que nosotros debiéramos sisarles). Sigamos; la cerveza es disfrute y por ello siempre sus marcas la asocian a ello. Es disfrute la Eurocopa, el verano, el concepto Mediterranerar, etc.
Pero incluso a los poderosos departamentos de Mkt de las grandes compañías se les agotan las ideas de comunicación y venta. Por ello a alguna o algún avispado director de dicho departamento se le ocurrió la brillante idea de usurpar, tomar prestado, en definitiva sisar, las ideas clásicas del mundo del vino. Lógicamente, acompañado después de potentes campañas comerciales.
Conceptos típicos como reserva, crianza en barrica y artesana, bodega…nos fueron entonces sisados sibilinamente y robados al mundo del vino, con el objetivo de coger una cuota de mercado que históricamente la cerveza no había explotado.
Me gusta hablar de este tema porque es la realidad de un sector competitivo, industrial y vivo totalmente, como es la cerveza, contra el mundo del vino, anquilosado en su comunicación e incapaz de llegar a nuevos clientes finales que garanticen el consumo y la supervivencia del sector y sus actores.
Por ello debemos aprender sin complejos de quien bien lo hace en Mkt y comunicación y si no somos capaces de innovar en ello pues, como dice el sabio, copiemos, pero copiemos bien. Os recuerdo que hace cuatro días no había cerveza sin alcohol y la que había no sabía demasiado bien. Y ahora no es que sepa bien, es que hay tostada y además está rica. Las cerveceras hacen inversión en I+D de producto, comunicación y desarrollo de marca, cosa que nosotros no hacemos ni como empresas ni como sector. Seguimos agarrotados con normas que nos impiden nuevos desarrollos de productos o por lo menos no al ritmo que los demanda del mercado. En definitiva, para hacérnoslo mirar.