Son miles los vecinos de Logroño, y seguramente de otras localidades, los que a lo largo de los años han acabado su noche de sábado, cuando ya asoma la madrugada, desayunando un preñao o un croissant de Garpesa. Ha habido largos periodos en la historia de esta ciudad donde esta panadería artesana, gracias a sus características trenzas, ha endulzado infinidad de fiestas de cumpleaños, comidas familiares y meriendas campestres.
Esta firma señera, ligada a las señas de identidad gastronómica y comercial de la ciudad, y que tantos felices y deliciosos momentos ha hecho disfrutar a los logroñeses, está en liquidación.
Así lo indica el Boletín Oficial del Registro Mercantil (BORME), del pasado 31 de octubre, que refleja el recorrido reciente de la compañía, que encendió las alarmas de la ciudad cuando, precisamente, la misma fuente informativa publicaba, el pasado 4 de junio, la convocatoria de un junta de accionistas para el 8 de julio, en la que había que decidir el «inicio del proceso de liquidación o el proceso de concurso de acreedores». Solo 8 días más tarde, el 16 de julio, se resuelve el auto que declara el «concurso ordinario y voluntario de la sociedad, acordando la apertura de la fase de liquidación, la disolución de la concursada y el cese de su administrador que será sustituido por la administración concursal».
ELBORME publica esta medida el 8 de agosto, y se informa de que de que el procedimiento se encuentra en el Juzgado de Primera Instancia número 6 de Logroño;el ejemplar del 31 de octubre ratifica los pasos anteriores y señala quién es el administrador concursal.
La resolución de este proceso -habrá que ver si conserva su emblemático despacho de Pérez Galdós, donde se ubican las oficinas o el obrador- supone el triste desenlace de una historia que arranca en 1966 de la mano de Emeterio García y Mario Pellejero, y que ahora gestionan sus descendientes.
Garpesa, que como bien señala, se convirtió en una de las principales referencias de panadería y pastelería de Logroño, entró en un declive hace varios años, cuando se vio obligada a cerrar alguno de los establecimientos que salpicaban la capital. Fue en enero de 2023, cuando echó la verja el último hasta el momento, el que endulzaba la calle Portales, clausura a la que antes habían precedido las tiendas de Vara de Rey o Avenida de Colón.
La crisis que atraviesa la panadería artesanal, que ha llevado a una situación crítica a muchos negocios tradicionales en todo el país -precisamente el de enero de 2023 apagaron los hornos para exigir ayudas por los sobrecostes de materias y primas y energía que sufrían-, sería la principal causante de este desenlace.
Garpesa, que, de la misma manera, ha ido perdiendo empleados cuenta ahora con cuatro establecimientos de panadería y pastelería, en Gonzalo de Berceo, Avenida de la Paz y la calle Chile, además del de Pérez Galdós.