Cuidados paliativos: ¿ocultar la muerte a quien se muere?

Europa Press
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El oncólogo Enric Benito anima a quitar el miedo al último momento y al acompañamiento consciente del paciente para que pueda vivir con plenitud su marcha

Cuidados paliativos: ¿ocultar la muerte a quien se muere? - Foto: Imagen de rawpixel.com en Freepik

Nos cuesta tanto la muerte porque no nos atrevemos a vivir plenamente. Y no somos conscientes de que realmente ese miedo a la muerte que tenemos es el miedo a la vida. Creemos que morir es el final de todo y a partir de aquí nos asustamos. Y es que todos vamos a morir, nos guste o no. Pero es algo que nos sobrepasa muchas veces. Así lo explica  Enric Benito, oncólogo clínico durante 20 años, que tras una crisis existencial se dio cuenta de que quería ayudar a las personas a vivir el proceso final de su vida y se formó en cuidados paliativos. Ha sido coordinador de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Virgen de la Salud y del Hospital Joan March en Mallorca entre 1999 y 2009, así como coordinador del Grupo de Espiritualidad, y es actualmente  miembro de honor de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Secpal).

Benito ha escrito El niño que se enfadó con la muerte (HarperCollins), un libro en el que a partir de experiencias reales que él ha vivido, y a través del «conocimiento clínico», aporta su sabiduría para poder vivir en plenitud este proceso, o poder acompañar de una forma más consciente durante el mismo.

«El nacimiento y la muerte son dos procesos que están bellamente organizados. Nace alguien y emerge, y cuando se acaba el tiempo para estar, esa persona se muere y se sumerge. En realidad, no muere nada, sino que la persona desencarna y deja ese cuerpo», afirma este experto, que asegura no ser religioso, y sí hablar a partir de su experiencia clínica y empírica.

Recuerda que todas las tradiciones de sabiduría y filosofías hablan sobre el sentido de la vida, y nuestro trabajo en este mundo es ser feliz. «Si tienes miedo a la muerte es que todavía no has encontrado la respuesta de quién eres y de lo que haces aquí, y esto es lo que le pasa al 95 por ciento de ciudadanos», subraya.

Ha escrito este libro, tal y como confiesa, para desmontar este miedo a la muerte con historias reales de pacientes, donde se muestra ese 'no quiero morir' inicial, 'por qué a mí', 'qué injusto' o 'no me gusta', a esa aceptación y trascendencia, «una última parte que la gente no conoce, y cuando has acompañado a cientos de personas en este viaje sabes que esto va así». 

«Todo el mundo lucha contra la muerte. Y nuestra sociedad trata a la muerte como una enfermedad, lo cual es una estupidez propia de una civilización superficial e inmadura», remarca.

Lamenta aquí que el conocimiento académico sobre el proceso final de la vida y cómo acompañarlo es insuficiente hoy en día en la Facultad de Medicina. «Mentalmente puedes conocer las dosis de morfina que debes aportar a tu paciente, pero esto no se cura con medicamentos. Lo más difícil es hacer un viaje de la cabeza al corazón para comprender que solo tu presencia ecuánime y serena y bien fundamentada sirve para acompañar. El acompañamiento lo haces de persona a persona, no tu conocimiento académico, sino tu madurez espiritual, que es la que te permite acompañar a esas personas sin miedo, con ternura», subraya.

«Es absurdo evitarlo»

A su vez, sostiene que «nadie muere sin saber que se está muriendo», igual que una mujer embarazada es imposible que no sepa que está a punto de dar a luz. Y cree que es fruto de la «ignorancia» el que haya familias que decidan ocultar al enfermo que se está muriendo. «Es absurdo evitarlo», apunta Benito, que aclara que se puede morir muy sola si los que le quieren lo engañan con ello, porque no saben qué hacer. «Ocultando la muerte a un familiar no le engañan. Él sabe que se está muriendo. Se engañan a sí mismos y se separan de la persona a la que tienen que acompañar. Lo mejor es hablar de ello. Si no saben cómo hacerlo, pidan ayuda», añade.

De todas formas, este experto en paliativos subraya que la gente se despide como ha vivido y si se tenía una relación de confianza normalmente se ponen palabras a la intuición que todos tenemos. «Si te dice el enfermo, 'creo que me estoy muriendo', no le digas 'no digas estas cosas', sino 'qué necesitas'; no le tapes la boca porque lo único que haces con esto es demostrar tu incapacidad de estar con alguien que pide ayuda y que está sufriendo», advierte.

 

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