«Al principio se pasa muy mal porque todo te da vergüenza»

Laura Merino
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Gracias a sus años de experiencia como azafata de eventos asegura que ser extrovertida y abierta son dos cualidades que se pueden adquirir con el tiempo

Ester Sáenz, responsable de Azafatas Rioja, junto a varios folletos de eventos - Foto: Carlos Caperos

En el fascinante mundo de los eventos y el turismo, pocas experiencias son comparables a la de ser azafato o azafata: un trabajo que a simple vista puede parecer sencillo, pero que en realidad requiere de «una gran capacidad de adaptación y una simpatía abrumadora». Cualidades que Ester Sáenz, responsable de Azafatas Rioja, considera como imprescindibles porque cada una de las funciones y responsabilidades son distintas dependiendo del evento: desde camarera hasta acomodadora, pasando por encargada del guardarropa, venta de entradas o entrega de acreditaciones a invitados. 

Durante su etapa estudiantil, en 2003, Sáenz decidió introducirse en este mundillo con el fin de poder compaginar sus estudios y obtener, a la vez, alguna ganancia para sus gastos. Y lo que empezó como algo temporal, al terminar el grado de Turismo, se ha convertido en su día a día disfrutando de «un trabajo que siempre es diferente» y que le permite conocer una gran cantidad de personas y lugares que de no dedicarse a esta profesión «no sabría de su existencia». Por ello, trabajar  con gente le resulta «súper enriquecedor», aunque haya situaciones en las que hay que mantener la calma y mostrar más amabilidad a esas «personas bordes o despectivas».   

Siempre van a ser necesarios los auxiliares de eventos, pero la responsable asegura que hace 20 años el número era mucho mayor y que actualmente el futuro es incierto porque el perfil de los eventos ha cambiado «son más dinámicos, pero también más tecnológicos». Por este motivo, destaca que hoy en día, una persona no se puede dedicar exclusivamente a ser azafata porque se trata de un «sobresueldo para los costes personales». 

Una auxiliar de eventos debe ser «abierta y extrovertida», pero no es un requisito imprescindible, asegura, «al principio se pasa muy mal porque todo te da vergüenza, pero la primera vez somos nuevos todos» y con el tiempo se adquiere una confianza que «vale muchísimo para cualquier tipo de trabajo». 

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