Caminos de prosperidad

Bruno Calleja Escalona
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El Camino Viejo de Oyón siempre fue ruta de acceso principal a la ciudad. A su lado, surgieron el barrio de San Antonio y más tarde las urbanizaciones de El Campillo

El Camino Viejo de Oyón en 1893, flanqueado por árboles, con el puente de hierro al fondo y a su derecha las Bodegas Franco Españolas. Debajo, la rotonda que da acceso al Campillo. - Foto: Postal de la época

Las comunicaciones siempre han sido vitales para el crecimiento de las ciudades. Viajar de forma rápida y segura garantiza mayores posibilidades de desarrollo. En buena parte, Logroño debe su origen a una de las mayores vías de comunicación europeas, el Camino de Santiago, y las antiguas calzadas romanas. Sin embargo, la ciudad también se conectó con otras localidades cercanas, como Oyón, Alberite o Lardero, con rutas que sobreviven aún con la denominación 'camino viejo de...', que indican qué trayectos utilizaban los viajeros antes de que surgieran las carreteras actuales.

El barrio de San Antonio ha sido desde antiguo la principal puerta de entrada a la ciudad de Logroño. Muestra de ello es la existencia, al pie del puente de Piedra, de una ermita dedicada a San Juan del Campillo, que recibía a los viajeros que se acercaban a la ciudad por su lado norte. Además, y no muy lejos de allí se levantaba el molino de Sarasa o de los Quemados.

Con posterioridad han sido muchos los viajeros que han usado esta ruta. No será hasta finales del siglo XIX cuando se empiece a construir en este entorno, con el Cementerio como uno de los primeros espacios públicos erigidos en ese lugar. De aquella época hay también noticias de la mejora de algunos puntos del Camino Viejo de Oyón. Ese recorrido, al igual que muchos que aún conservan el nombre, era la vía de comunicación entre Logroño y las localidades circundantes y eran ramales de las vías principales. A mediados del siglo XIX,  Maximiano Hijón planteó una serie de reformas para este camino, cuyas obras se demoraron en el tiempo debido a las diferencias con los propietarios.

 A principios del siglo XX, había ya en la zona algunas viviendas y también industrias, como la Electra Recajo o las Bodegas Franco Españolas. En este entorno se colocó también la conocida como parada de sementales, importante lugar para el ganado de la ciudad. Estos serán los orígenes del actual barrio de San Antonio, cuya expansión definitiva llegará con la construcción de unos nuevos bloques de viviendas y de la parroquia.

Los nuevos viales y calles, en muchas ocasiones se han solapado con los antiguos caminos, cuyos restos aún afloran entre las nuevas construcciones que a día de hoy siguen surgiendo en la margen izquierda del Ebro.