Hace unas semanas, Cruz Roja y la Consejería de Servicios Sociales desarrollaron una jornada de charlas en la Policía Nacional para captar futuras familias de acogimiento a los menores que actualmente se encuentran en pisos, un total de 113, de los que ocho tienen menos de 6 años.
Esta iniciativa, que se realiza ocasionalmente, está destinada a incentivar el interés entre los adultos para favorecer que chavales que se encuentran bajo la guarda y tutela de la comunidad autónoma pasen a residir en un entorno familiar estable, un acogimiento que se prioriza sobre el residencial. Así lo explica la directora general de Servicios Sociales, Marta Gómez, que informa de que hay 99 menores que viven con familias de acogida, de los que 73 residen en 59 familias extensas -personas con las que guardan algún tipo de parentesco-, modalidad que se antepone sobre la ajena, en la que actualmente hay 26 niños y adolescentes en igual número de núcleos familiares.
Respecto al perfil de los niños acogidos, Gómez explica que los padres optan por los menores de diez años, mientras en el caso de las familias se presenta un panorama variado, tanto de situaciones socioeconómicas y laborales, como en su composición, de tal manera que las hay monoparentales y, en el caso de las biparentales, las hay constituidas por personas del mismo sexo. «Hay amplia diversidad, el perfil de familia acogedora no encaja en unos parámetros determinados», señala la directora, que insiste en que este modelo es la figura más adecuadas para integrar a un menor en un marco de convivencia normalizado. Por ello apuesta porque los ciudadanos conozcan este mecanismo para lograr así mayor número de familias acogedoras. A finales de octubre contaban con la declaración de actitud vigente un total de 41, de las que 15 no tenían un menor acogido. Esta circunstancia obedece al hecho de que los profesionales que se encargan del cuidado de las niñas estiman que necesitan un refuerzo de atención psicológica, del educador o trabajador social antes de integrarse en un entorno familiar normalizado.
Padres idóneos. Al igual que los chavales requieren una preparación, los aspirantes a padres de acogida deben demostrar su aptitud y superar una formación en herramientas y habilidades para tratar con los niños.
«Se inscriben en un registro, el servicio de Protección de menores les realiza una entrevista, se imparte la formación y, a la conclusión, se realiza un informe de idoneidad», explica la directora general, que señala además la existencia de ayudas económicas -un mínimo de 400 euros al mes- de apoyo a los padres de acogida.
«La relación debe ser beneficiosa para los padres, pero especialmente para los menores», resalta la directora, que destaca que los resultados suelen ser satisfactorios y se establecen vínculos estables a lo largo del tiempo.
Apunta que hay perfiles de menores para los que es más difícil encontrar familias de acogida -normalmente los de más edad-, y recuerda la existencia de un plan de seguimiento cuando el joven alcanza la mayoría de edad.