Las bodegas son el tercer escalón en nuestro sistema de Denominación. Son, sin duda, el motor que tira del sector, dinamizando o ralentizando, en función del mercado, a las cooperativitas y por añadidura al agro. Son la primera línea de fuego, pues es quien se enfrenta directamente a la situación de mercado, que, dicho sea de paso, está, poco dinámico por razones estacionales, dado que en verano se bebe menos tintos y está poco dinámico por razones estructurales como es lo que otros días hemos hablado, es decir, la caída de consumo. La situación en general de las bodegas de la DO es tensa, muy tensa, tipo cuerdas de violín.
No digo ni mucho menos que a todo el mundo le esté yendo mal, normal por otra parte, dado que hay muchos modelos de negocio dentro de las bodegas de Rioja. Pero, en general, la situación no es buena. No se vende al ritmo adecuado y eso lastra todo: por debajo a cooperativas y agricultores, y de forma lateral a toda la empresa auxiliar al campo y las bodegas, es decir, toneleros, corcheros, empresas de servicios… en definitiva un volumen muy importante de personas y empresas que están en vilo viendo cómo evoluciona la situación. Que no es buena, como reflejan las últimas noticias de una bodega importante en Cenicero, o el comunicado en prensa del jueves pasado, con la venta del grupo Pernod Ricard. En definitiva, son pinceladas de actualidad que reflejan lo que en esta columna llevamos hablando muchos meses… Y luego resulta que el raro soy yo.
Debemos tener en cuenta que en relativamente poco tiempo tenemos las uvas en la tolva y estamos en muchas bodegas escasos de espacio en depósitos y en almacenes de producto terminado, donde se acumula lo que no estamos vendiendo. Esto, además de poner nervioso a mucha gente, tensionará la ya de por si tensionada Ley de la Cadena Alimentaria, dado que en la situación actual no invita a comprar uvas y eso sí es un problema. Lamento comentar una observación y es que hace demasiado tiempo que no hablamos aquí o en prensa en general del tema verdaderamente importante, que es la calidad de uvas y vinos. Esto nos da una idea del problema real que tenemos, que no es pequeño.