"En Rioja hay quien gana mucho dinero con la uva barata"

Gustavo Basurto
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Defensor de la calidad por encima de la cantidad, reivindica las pequeñas y medianas bodegas como garantes del patrimoniovitícola de pueblo. De hecho, la recuperación de variedades autóctonas de Rioja va ligada al nombre de Juan Carlos Sancha

Juan Carlos Sancha, con Baños de Río Tobía al fondo desde el Cerro La Isa, donde se ubica su viña favorita. - Foto: Ingrid

La tierra tira y el terroir, también. Quizá tenga que ver con ser bisnieto, nieto e hijo de viticultores o con haber nacido en una añada mítica de Rioja, pero es difícil imaginarse a Juan Carlos Sancha (Baños de Río Tobía, 1964) sin hablar de polifenoles, de glosar las excelencias de sus veneradas garnachas, de rastrear La Rioja en busca de variedades autóctonas de vid o de sentir el pálpito de la historia familiar entre cepas agarradas desde 1906 al terruño como quien se agarra a la vida, en las imposibles laderas de Cerro La Isa, aptas solo para el laboreo con mulo. Lo suyo no son las medias tintas. De su bodega de Baños, tierra fronteriza donde la vid le pasa el testigo al bosque, salen 70.000 botellas de un vino tan singular como la personalidad de este consultor con experiencia en distintas zonas vitivinícolas, doctor por la UR y vicepresidente de la Asociación Bodegas Familiares de Rioja, cuyas opiniones sobre Rioja son tan respetadas como 'temidas'.

Con la vendimia ya lanzada, ¿llueve sobre mojado con la amenaza de la botritis para un sector en crisis?

Hasta que la cosecha no está en bodega no se puede hablar con datos objetivos. Las expectativas eran maravillosas hasta este fin de semana (20 al 22 de septiembre), pero en zonas donde cayeron 50 o 60 litros de agua se ha desarrollado la botritis, que va cabalgando a todo trapo, porque después de las lluvias hubo días de calor y ausencia de viento. Sin embargo después cambió, por lo que a fecha de hoy (el pasado viernes) soy más optimista. Aún así, son expectativas complicadas y hay que acelerar la vendimia en las zonas donde más ha caído.

Con un grave problema de excedentes, como tiene Rioja, una menor cosecha de uva no será una catástrofe.

No es un problema, porque hay mucho vino en las bodegas y no ha podido venir en mejor momento esa escasa cosecha. Que haya poca uva no sería bueno en condiciones normales, pero en la situación en que está Rioja es buena noticia.

Hace un año Bodegas Familiares de Rioja, de la que usted es vicepresidente, abandonó los órganos de gestión del Consejo Regulador, endesacuerdo con la gestión, que a su juicio prima cantidad sobre calidad. ¿El tiempo les ha dado la razón?

Nos pusieron a caldo y ahora se están dando cuenta de que, como decíamos, no queda más remedio que arrancar viñas. Planteamos una batería de medidas, entre otras vendimia en verde y destilación, que han venido muy bien para minimizar el impacto de la crisis, pero para atajar el problema hay que arrancar. Propusimos un arranque temporal por ocho años de 6.000 hectáreas, más o menos un 10% de la superficie de Rioja, y sería muy importante haberlo ejecutado ya, porque cada año que pasa seguimos consumiendo recursos y no atajamos el problema de raíz.

¿Hasta cuándo precisarán ayudas?

No podemos estar todos los años pidiendo vendimia y verde y destilación, porque hemos usado 80 millones de dinero público entre el Gobierno central y las tres comunidades del Rioja y eso son unos cuantos hospitales. Pero hay muchos intereses para que no se arranque viña y se siga manteniendo la uva barata. Rioja no tiene que estar en los lineales de los supermercados con vino joven a 1,5 euros, crianzas por debajo de 2 y reservas por menos de 3 euros, porque eso destruye su imagen. Después resulta que los restaurantes prefieren comprar Ribera, donde está la uva mucho más cara que en Rioja; lo triste es que mientras nosotros caemos en ventas, Ribera las aumenta con precios más caros.

¿Cómo está la situación este año?

El problema es cada año más gordo. Se habla de precios de uva entre 30 y 60 céntimos. Ya no hay diferencia entre la uva de mesa o la de La Mancha y la de Rioja. Hay gente joven que está abandonando la actividad vitícola y no volverá. No encontramos alumnos en Formación Profesional y en el Máster de Viticultura, porque se nutrían de gente del sector y ya nadie apuesta por él. Los bancos no nos dan líneas de crédito, porque no creen en el sector al no estar saneado. Es triste, pero hay alguien a quien le va bien con esta política de precios baratos.

La palabra 'arranque' ya no es tabú, incluso en los agentes de la Denominación más reacios a esa medida. ¿Se atreve a poner fecha para su debate en el Consejo Regulador?

No, no me atrevo. Debería haberse ejecutado hace ya dos años, al menos empezar a arrancar, aunque haya que seguir con la vendimia en verde y la destilación y con algo que no se ha ejecutado, que es incentivar el reinjerto de tinto a blanco en unas pocas hectáreas. Pero aquí hay gente que está ganando mucho dinero con la uva barata. Si vendes a un precio con una marca potente y en vez de comprar la uva a un euro la compras a 0,70, todo eso va a la cuenta de resultados.

¿Los grandes grupos bodegueros?

No voy a decir quién, pero todo el mundo lo sabe. Hay grandes bodegas y hay también cooperativas que están haciendo eso.

¿Qué viñas hay que arrancar, cuántas, en qué zonas y quién debe indemnizar a los viticultores afectados?

El sector debe poner dinero, como lo ha hecho en Francia, aunque también allí lo ha puesto el Estado y su equivalente a nuestras comunidades. Y no vale cualquier viña, hay que arrancar viñedos en sitios de poca aptitud vitícola, que no forman parte de la identidad de Rioja y que nunca deberían haberse plantado. De eso nunca nos arrepentiremos, aunque empezasen a aumentar las ventas. Sería muy triste que se arrancasen las pocas viñas viejas que nos quedan, que son las principales candidatas. Es lo que ha pasado con la vendimia en verde, que la gente ha llevado las viñas viejas, que son poco productivas, les pagan la cosecha completa y dejan las productivas; es decir, se quita la uva buena de Rioja para dejar la mala. Hay que parar esa picaresca y tomar una decisión valiente, pero muy controlada para evitar que se cuelen viñas que no se deben arrancar y protegerlas a toda costa.

¿Alguna variedad que merezca más al arranque que otras?

Da igual. Lo que más hay es tempranillo, que es una gran variedad, pero se ha plantado mucho y no es la mejor adaptada al cambio climático, como indica su nombre, que viene de 'temprano'. Lo lógico es que se arranque tempranillo para plantar en el futuro otras variedades; no es normal que el 88% de Rioja sea tempranillo. Pero lo importante es arrancar viñas plantadas en sitios inadecuados.

¿Cómo cuáles?

Suelos de huerta, por ejemplo. Hay viñas en la huerta de Varea, que debe ser para cebollas, patatas y hortalizas, no para producir uvas que son como ciruelas.

Se está arrancando viña en zonas como Burdeos o California. ¿Hay un modelo en el que Rioja deba mirarse?

Sería Burdeos, aunque allí han hecho arranques definitivos con 9.000 euros por hectárea. Nosotros propusimos pagar unos 10.000 euros por hectárea, que habría que financiar entre todos. Pero aquí la picaresca ha desarrollado un modelo con un valor especulativo sobre el papel, que teóricamente no se puede vender, porque lo que se vende es la viña. Pero si el papel ha llegado a valer 30.000 euros por hectárea, aunque ahora esté en 15.000, ¿cómo va a arrancar alguien una viña si puede vender a 15.000 euros? Lo que está pasando es que se está vendiendo viña a grandes operadores, que compran a un precio muy barato.

¿Ve indicios de cambio de rumbo en el Consejo Regulador?

Hombre, sí; ya ha salido a la luz pública el director general de una cooperativa, que eran contrarios, y dice que hay que tomar medidas más potentes. Y un sindicato como Asaja habla ya de arranque. Pero el principal grupo, el de las bodegas más importantes de Rioja, sigue callado.

¿El cambio puede llegar en 2025, año electoral en el Consejo?

No creo. Las cosas seguirán así, porque hay gente muy condicionada por su situación. Las elecciones no son tan libres; si yo le compro el vino a una cooperativa, no me puede pisar mucho, y si le compro las uvas a un viticultor, tampoco. Mientras no haya voto secreto habrá miedo. Nosotros nos fuimos, entre otras cosas, porque una botella que yo vendo a 45 euros en una tienda, vota en el Consejo por 2,5 euros; y la que se vende en el supermercado a 1,5 euros vota a 2,5. Es un sistema ficticio que asigna el valor a la contraetiqueta, con independencia del valor al que se vende el vino. Usted dice que habría que haber empezado a arrancar viña.

¿En qué se ha traducido ese tiempo perdido?

En que estamos poniendo millones de euros en vendimia en verde y destilación y el problema continúa, porque las viñas siguen ahí y el año queviene volverán a producir. Burdeos arrancará el 10% de su viñedo y en toda Francia se habla de 100.000 hectáreas. Y pese a ello en Rioja sigue siendo un tema tabú. El propio sector entiende que no se puede vivir eternamente de ayudas.

¿Ve recelo en la ciudadanía por usar dinero público que no reciben otros?

¡Claro!; cuando uno tiene una tienda de ropa y le va mal no recibe ayudas. Estoy agradecidísimo por las ayudas, pero no podemos dilapidar el dinero público; como sector debemos tomar otras medidas para ajustarnos.

¿Arranque y algo más?

Todas las medidas posibles, entre ellas reinjerto para pasar tinto a blanco, pero con cautela, porque podemos pasar de vender tinto de Rioja a 1,5 euros a blanco al mismo precio. No podemos pensar en reinjertar 6.000 hectáreas, pero a lo mejor sí 100 o 200. Rioja es una Denominación muy consolidada.

¿Un golpe de timón para hacer virar a este buque no es arriesgado si el mercado cambia?

Pues cuando cambie nos adaptaremos y volveremos a plantar y a crecer. Lo que no puede ser es mantener hectáreas de viñedo que no son necesarias en aras de que algunos operadores tengan uva barata y hagan negocio a costa de hundir al sector. Si arrancamos 6.000 hectáreas y vemos que nos hemos equivocado, dará igual si quitamos viña que no es buena. No tengo duda de que Rioja tiene un futuro extraordinario, pero no haciendo las cosas como las hemos hecho.

En 2025 la Denominación cumplirá un siglo. ¿Brindaremos por el futuro con alegría o con preocupación?

Si no se toman medidas, la situación será peor todavía. Espero que se tomen, pero es que se deberían haber tomado ya. Habría que arrancar viñas este invierno a todo trapo, para que no se pongan en marcha el año que viene, pero aquí ni se habla del tema. No hay un plan de arranque y eso tardará en ejecutarse, por lo que llegaremos al centenario en condiciones lamentables. Usted conoce otras regiones.

¿Rioja está en el pabellón de los enfermos más graves?

Cuando Rioja se constipa, los demás tienen cáncer. No hablo de Ribera o de Priorato, pero a otras de menor renombre les gustaría ser Rioja. Pero ahora mismo un viticultor de La Mancha que vende sus uvas a 35 céntimos y produce 15.000 kilos por hectárea gana mucho más que uno de Rioja. Yo sigo creyendo en Rioja y pensando que lo va a resolver, a pesar de quienes no quieren, pero llegará el momento que va a estallar si no se toman medidas potentes. Vemos cuentas de resultados de determinados operadores, de veintitantos millones de euros de beneficio, cuando le estás pidiendo dinero a la administración para destilar y vendimia en verde; me parece vergonzoso.

Si se produce ese estallido del que habla, ¿caerán sobre todo los más pequeños?

Desgraciadamente está habiendo una limpia de viticultores y los pequeños son los que primero abandonan, aunque a los grandes también les está yendo mal; hay explotaciones de 60.000 y 100.000 kilos que no encuentran comprador para sus uvas. Hay un problema de relevo generacional, porque no se ven expectativas. Hasta ahora un viticultor en Rioja vivía bien y por ese se ha mantenido un tejido productivo interesante, pero nos lo estamos cargando.

¿Están cerrando bodegas?

Sí y hay muchas con problemas financieros, que acabarán cayendo. Cierran bodegas pequeñas y grandes; la que fue segunda bodega de Rioja, que fue Berberana, está en concurso de acreedores.

Tres organizaciones agrarias han denunciado a la bodega Pagos del Rey por ofrecer contratos de uva por debajo de precios de coste. ¿Es una excepción o la punta del iceberg?

Es la punta del iceberg. El problema es que si hay operadores que pagan la uva a 30 o 35 céntimos veremos botellas baratas que harán daño a los propios grandes operadores de Rioja. Eso es muy peligroso y creo que los sindicatos han hecho bien.

La ley prohíbe precios a pérdidas. ¿Qué falla?

Si te ponen delante un papel y te dicen 'yo te compro la uva, pero fírmame que te estoy pagando por encima de tus costes de producción', ¿qué haces?...pues firmar. Es una pistola en el pecho.

Pero hay un coste de producción que fija el Gobierno de La Rioja.

Es un coste medio, pero tú puedes tener otro; y a eso juegan. Y si no, ¿qué hacen con sus uvas, tirarlas? No hay comprador para tantas. Esto no había ocurrido nunca en Rioja y mira que hemos pasado crisis.

¿Qué tiene que pasar para que Bodegas Familiares vuelva al Consejo?

Que haya una representación económica real, con una auditoría que diga cuál es el precio medio de las botellas de cada uno. Y que se tomen medidas importantes. Para estar de plañideras y que no se nos tenga en cuenta, a pesar de que acreditamos doscientas y pico bodegas, más que nadie, estamos mejor fuera.

Capellán anunció una reunión con el sector vitivinícola tras la vendimia. ¿Qué le plantearía en el caso de asistir a ese foro?

Que hacen falta medidas urgentes. A las que están en marcha hay que adicionar el reinjerto y el arranque de manera inmediata; y ahí sí que hay que pedir ayuda a los gobiernos, pero que sea una ayuda definitiva. Hemos gastado 80 millones de euros en dos años en destilación y vendimia en verde, que eran necesarias para aliviar problemas puntuales, pero podíamos haber destinado 40 millones a esas medidas y otros 40 a arrancar viña y ahora la situación sería distinta, porque las arrancadas ya no consumen recursos. Para eso debe haber ayuda inmediata, pero tiene que pedirla el sector.

La crisis de ventas se achaca a la caída en el consumo. ¿Es irreversible?

¿De verdad crees que de repente ha desaparecido el consumo en el mundo?; ¡pues no! Es verdad que ha habido una tendencia a la reducción del tinto y de ir más al blanco, y eso perjudica más a Rioja, porque el 91% de nuestra producción es tinto, pero esto no es algo estructural. Soy optimista. En el mundo todos los años hay una Alemania nueva, es decir unos 80 millones de personas más. Lo que me preocupa es que Rioja pierda ventas y Ribera las gane, porque eso significa que no es un problema de reducción de consumo, sino que alguien ha hecho las cosas mejor. Hoy un kilo de uva en Ribera vale el doble que en Rioja. Estoy seguro de que la gente volverá a creer en Rioja, pero habrá que ofrecerle algo más que vinos en los lineales a 1,5 euros o campañas de promoción en la cabecera de góndola de un supermercado.

Y está el cambio climático. ¿A Rioja le perjudica especialmente?

Le va mal a todo el mundo y peor a las zonas más cálidas. Y en Rioja también se nota. Ni mi bisabuelo, ni mi abuelo, ni mi padre empezaron nunca la vendimia en septiembre, jamás en mi pueblo; yo llevo ya 12 años haciéndolo. Ahora mismo, el cambio climático es lo peor para las expectativas en el mundo del vino; hará un daño terrible. Habrá una gran vulnerabilidad en zonas donde se ha apostado por variedades de ciclo corto, como el tempranillo. A lo mejor habría que pensar en la garnacha, el graciano o el mazuelo para corregir esos efectos, pero en Rioja no se ha hecho.

¿Qué le parece que la asociación de bodegas Abra añada una 'A' a sus botellas para diferenciar Rioja Alavesa del resto de la DOCa?

Nada que decir. Mientras sean enseñas comerciales o de marketing, me parece estupendo, porque la gente tiene derecho a diferenciarse. Con lo que yo estaba totalmente en contra es con crear una nueva denominación de origen o la propuesta del Gobierno Vasco de segregar una parte del Consejo del Rioja, eso sí es peligroso.