El cáncer es una de las enfermedades más duras que hay en la actualidad. Son momentos difíciles para quien lo sufre como para las personas de su alrededor, ya sean familia o amigos.
Encarni Ruiz es una de estas personas. Esta mujer vive en Santa Fé (Granada) y es la madre de Alejandro, un joven al que le diagnosticaron linfoma de Burkitt cuando tenía 19 años, y que por desgracia ya falleció. Cuenta que cuando le estaban haciendo las pruebas a su hijo, le dieron un camisón en el hospital que «le hacía ir de una manera indigna».
Relata que ella no quería que su hijo estuviera de esa manera, así que «se me encendió la bombilla y le adapté siete camisetas, una por cada día de la semana». Estas camisetas, detalla, estaban abiertas por ambos laterales y cada uno contaba con unos cierres de plástico que van cosidos a la camiseta. «Es muy fácil abrochársela y desabrochársela, sobre todo dependiendo de donde le coloquen a la persona la vía por la que le administren la medicación», asegura.
Su hijo, subraya, estaba «muy cómodo» y «me decía que parecía que estaba menos enfermo». Recuerda que cada vez que mi hijo salía por el pasillo decían que las camisetas eran «muy originales», así que «de ahí se quedó la idea de hacer las camisetas de Alejandro». Un día, cuenta, Alejandro me dijo que patentara esta idea para que llegara a más gente porque «era una idea estupenda» pero «le dije que no era el momento».
Aunque cuando falleció, pasado el año, una amiga me propuso esta idea de nuevo. «Ahí me decidí. Dejé la tienda de congelados que tenía y decidí dedicarme a hacer estas camisetas», apunta.
Explica que el proyecto de las camisetas funciona de una manera concreta. Las personas donan 12 euros para que ella haga las camisetas y le dicten un mensaje de apoyo para la persona que la va a recibir. «Después escribo la tarjeta con dicha frase de ánimo y envío las camisetas al hospital para regarlársela a quien la necesite», detalla.
Esta camiseta, asegura, les da «dignidad» a estas personas. Su hijo, recuerda, estaba feliz con ella y le pidió que esta iniciativa llegara a más gente. «Es una manera de honrar su memoria y de darme vida a mi misma porque esto en mi duelo ha significado mucho».
Movilizar. Miguel Ángel Camarero, junto a su mujer Laura, son los encargados de movilizar a la sociedad riojana para que estas camisetas lleguen a los hospitales de la zona. Ahora cuentan con entre 40 y 50 camisetas de diferentes tallas pero «nos está costando llegar hasta los hospitales o la asociación contra el cáncer, por ejemplo».
Reitera que ellos no están pidiendo ningún tipo de financiación porque «las camisetas ya están pagadas». «Nosotros solo haremos la función de correo, ya que la persona que ha donado dinero quiere que la camiseta llegue hasta la persona que está enferma», concluye este voluntario.