Si a primera vista el Parque Municipal de Servicios de Logroño se asemeja a una gran fábrica, en un rincón del gigantesco almacén principal se localiza lo que los trabajadores bautizaron en su día cariñosamente como 'el museo'. Es la zona donde se custodian elementos histórico-artísticos de la ciudad, desde la calesa que el Ayuntamiento puso a disposición del rey Alfonso XIII para que se pasease por las calles de Logroño durante su visita del 14 de octubre de 1925, a escudos y otros elementos pétreos retirados de edificios del casco antiguo.
Fuera, al aire libre, en un lateral del recinto, dado su volumen, se apilan las piedras del antiguo torreón de Logroño, una fortificación que controlaba el acceso a la ciudad desde el lado sur del puente de piedra, cuyos restos afloraron y fueron retirados cuando se acometió la obra del túnel de la calle San Gregorio.
A su lado, reposan desmontadas las piezas del 'búho, el montaje indultado el año pasado en el festival Concéntrico, que se expuso en el Espolón, y las enormes estructuras de acero de 'Elementos en tensión', la escultura que flanqueaba el paso donde confluyen Vara de Rey y Duques de Nájera, antes de su retirada para reurbanizar este estratégico cruce.
Luis, el 'almacenero', muestra con orgullo el patrimonio histórico artístico que atesora en la zona del 'museo', dentro del almacén principal. Ahí están, por ejemplo, los escudos del arco de San Bernabé, los modernos y los antiguos, además de escudos heráldicos de piedra procedentes de edificios de calles como Ruavieja o Marqués de San Nicolás, además de figuras y estatuas retiradas de parques.
Otras piezas a resguardo, entre una larga lista de objetos, son la piedra que testimoniaba, junto al Ebro, hasta dónde alcanzó el nivel del agua en la riada de 1866, las figuras del Belén Monumental, o una reproducción en madera de una horca como las que utilizaba la Inquisición en sus ejecuciones, que se construyó para una exposición sobre esa institución.
En esa galería de piezas simbólicas de la ciudad se guardan, asimismo, unas grandes puertas de madera retiradas del parque de San Miguel, los postes y tablones que se colocaban en la calle Portales durante los antiguos encierros de San Mateo, el pino de Navidad, la placa de la casa donde nació el intelectual Luis Díez del Corral, en Vara de Rey, y las de calles que cambiaron su nombre por la Ley de Memoria Histórica.
El 'mercedes' del rey. Entre todo ese muestrario, perfectamente inventariado, destaca por su empaque y buen estado de conservación el coche de caballos en el que el Consistorio acomodó al rey Alfonso XIII en su periplo por las calles de la ciudad. La calesa tiene impresa en las puertas el escudo antiguo de Logroño y luce sus faroles con tulipas de cristal, guardabarros de cuero y frenos de zapata. «Esto sería el Mercedes de la época», bromea Luis, que tiene a su cargo, además, escenarios, graderíos, tableros, bancos, cabinas electorales, 1.500 sillas plegables de madera y más de 600 vallas metálicas para todo tipo de eventos.
Ya fuera del almacén, se guardan otros vehículos con menos pedigrí y mucho más pesados, como la locomotora que se retiró de la Gran Vía, cuando se reurbanizó, o la apisonadora de la antigua brigada de asfaltado, que comparte espacio con otros vehículos en el garaje, donde David, el mecánico, mantiene en perfecto orden de marcha el parque móvil.
En otros casos, piezas almacenadas salen del Parque para engalanar algún edificio municipal, como un escudo de piedra de grandes dimensiones que luce ahora en el Cubo del Revellín tras su rehabilitación.