El abogado del acusado por presuntamente envenenar a un hombre de 82 años con líquido desatascador ha asegurado que fue la propia víctima quien "bebió directamente un vaso con ese líquido" e, incluso, esa misma noche, el anciano "dejó dos cartas para su verdadera familia en las que les reprochaba su ausencia de cuidados" y a la vez "daba gracias a dios" por "tener a otra familia que lo hiciera.
El abogado del acusado defiende así la teoría del suicidio y explica de esta manera los hechos que ocurrieron la madrugada del pasado 5 de agosto de 2020 en el domicilio de la víctima.
Por su parte, el Fiscal asegura que se trató de un delito de asesinato con alevosía, al matar a la persona que cuidaba, un hombre impedido de 82 años, con un liquido desatascador. "El acusado quería ser nombrado heredero y, después, cobrar la herencia cuanto antes", informa Efe.
Además, el Fiscal le reclama una indemnización de 300.000 euros "a quienes resulten ser los herederos".
"Nosotros con las pruebas que tenemos estamos convencidos de que la teoría del suicidio está completamente descartada porque no hay ningún dato concluyente que nos diga que puede ser un suicidio", afirma el Fiscal.
Además, en los escritos de la víctima -según el Fiscal- "no se desvela de ninguna forma clara nada el propósito suicida. Entendemos que el acusado perpetró un plan para hacerse cuanto antes con la herencia".
Por su parte, la defensa insiste en que "la víctima fue decepcionada por su verdadera familia" y precisamente "por esa decepción" decidió quitarse la vida. Se suicidó "tomándose pastillas para dormir y tomándose de un trago un vaso de puro ácido sulfúrico que le mató y le destrozó por dentro".
Los hechos.
Según el escrito del Fiscal, al que ha tenido acceso Europa Press, el acusado entró en contacto con la víctima, J.V.L., cuando le alquiló una plaza de garaje y un trastero de su propiedad en la calle Beratúa de la ciudad de Logroño.
Poco después el acusado comenzó a ejercer funciones de asistencia a J.V.L., en un principio sólo durante el día y con posterioridad llegando a pernoctar el domicilio de la víctima, debido a que éste sufrió un ictus -por lo que estuvo hospitalizado desde el día 11 hasta el día 14 de julio de 2020- y necesitaba una mayor atención, al quedarle como secuela problemas de movilidad.
Tres días después de salir del hospital, el acusado acompañó a la víctima a una notaría, donde éste último "otorgó testamento instituyendo heredero al acusado con la obligación de prestarle asistencia y cuidados hasta su fallecimiento". Dicho testamento revocaba otro en el que instituía como herederos, por mitad e iguales partes, a sus sobrinos.
Posteriormente, el 4 de agosto de 2020, el acusado acudió al establecimiento de productos de fontanería donde compró un producto desatascador profesional. Esa misma noche, administró a la víctima el medicamento Noctamid, "en cantidad ligeramente superior al rango terapéutico, para provocarle somnolencia, y hallándose en ese estado, que le impedía defenderse, el acusado le hizo ingerir parte del producto desatascador mencionado anteriormente, con el propósito de causarle la muerte y poder heredar sus bienes".
Transcurrido un cierto tiempo desde dicha ingesta, el acusado llamó al servicio de emergencias SOS Rioja. Tras acudir el personal sanitario al domicilio, y tras una primera asistencia, fue trasladado al servicio de urgencias del Hospital San Pedro, donde ingresó a las 02,32 horas del día 5 de agosto.
La víctima falleció a las 07,50 horas del mismo día, siendo la causa inmediata de la muerte "fallo multiorgánico secundario a perforación gástrica y la causa inicial o fundamental perforación gástrica por ingesta de producto químico ácido".
Para el fiscal estos hechos constituyen un delito de asesinato con alevosía por los que pide 23 años de cárcel al acusado, así como una indemnización "a quienes resulten ser herederos' de 300.000 euros, en concepto de daño moral.