La Rioja y Logroño son zonas que han mejorado sus accesos para personas con movilidad reducida pero todavía quedan asuntos que solucionar. La asociación La Rioja sin Barreras cuenta con 150 socios pero son entre 800 y 900 usuarios.
El Día de La Rioja, con motivo del Día de la Discapacidad que se celebra hoy, ha tenido la oportunidad de dar un paseo con ellos desde su sede, ubicada en la plaza Martínez Flamarique, hasta la Glorieta del Doctor Zubía. El objetivo es ver y comprobar las dificultades que tienen las personas con movilidad reducida en este tramo de la ciudad.
Este periódico acompaña a Félix y Tomás, dos usuarios de la asociación. El primero de ellos tiene que ir en una silla de ruedas con motor para poder desplazase y el segundo se contagió de polio en 1956, lo que le provocó un problema en la pierna que le dificulta en gran medida los desplazamientos que realiza andando por la ciudad.
El primer problema para las personas con estos problemas llega en una de las plazas de aparcamiento para estas personas que hay justo cuando sales de la plaza y vas a la calle La Manzanera. Dichas plazas no tienen acceso directo al paso de peatones, lo que dificulta el acceso para las personas que van en silla de ruedas, como es el caso de Félix. El inconveniente es menor para Tomás en este caso, pero sí que está obligado a apoyarse en el coche o a forzar su pierna mala si no puede acceder al paso de peatones y tiene que subir a la acera directamente por el bordillo.
El paseo continua por Avenida Doce Ligero, donde hay una acera que en algunos puntos está deteriorada y causa problemas a las personas con movilidad reducida. También hay alguna terraza que estrecha la acera y provoca que en algunos puntos, las personas se amontonen. Aquí las personas con movilidad reducida, como Tomás y Félix, tienen más desventajas porque su rango de movilidad y reacción rápida es menor.
Una vez se llega al Ayuntamiento de Logroño, estos dos hombres denuncian problemas para acceder al interior del edificio donde está el servicio del 010. Critican que la segunda puerta que hay es muy pesada, así que la abren con mucha dificultad o directamente no pueden hacerlo sin la ayuda de otra persona.
Este recorrido continúa hacia el Paseo de Dax, justo en el paso de peatones que hay después de salir de los soportales que hay en el Consistorio. El bordillo de ese paso de peatones no debería tener ninguna elevación pero si que la tiene. Eso provoca problemas para las personas que van en sillas de ruedas con motor y sin motor, porque no pueden pasar con facilidad.
Un problema muy parecido tiene lugar unos metros más hacia adelante, en un paso de peatones que hay ubicado enfrente de la Escuela Superior de Diseño de La Rioja (ESDIR). Las autoridades quisieron arreglar el tema de la accesibilidad lijando el bordillo que había pero el resultado que han conseguido no resulta beneficioso para personas que van en silla de ruedas. Les dificulta subir a la acera e incluso puede provocar que la persona que lleva la silla de ruedas choque contra el bordillo y la persona que vaya sentada se caiga hacia adelante.
Hay otro paso de peatones para acceder a la Glorieta del Doctor Zubía que también es problemático. El terreno sobre el que está hecho no es beneficioso para las personas con movilidad reducida, ya vayan en silla de ruedas o sin ella.
Conciencia. El arquitecto técnico que lleva la oficina técnica de accesibilidad en La Rioja Sin Barreras, Javier Lacalzada Serna, explica que Logroño es «una ciudad relativamente plana, por lo que se supone que podría ser más fácil tenerlo todo adaptado». Asegura que la accesibilidad en Logroño siempre se puede mejorar, así que «la asociación lucha para que haya conciencia, sensibilización y se siga mejorando». «Aunque hay que reconocer que Logroño está bien porque no hay nada que no sea accesible por completo», reconoce.
Félix Fuertes califica a Logroño con un notable. Lacalzada, por su parte, apoya esto y le da un 7 pero «para que haya ese espíritu de mejora que es lo que se quiere conseguir con esto».