"Creo que podremos entrar en la red básica de alta velocidad"

G. Basurto
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Como número nueve en la candidatura que encabeza la vicepresidenta tercera y ministra Teresa Ribera, el riojano César Luena (Bobadilla, 1980) tiene asegurado un asiento en la Eurocámara, de la que ya forma parte desde 2019.

César Luena. - Foto: Ingrid

Como historiador (doctor por la UR), al riojano César Luena le gusta poner en contexto cada respuesta y echar mano de antecedentes. Con una larga carrera en política, Luena aspira a revalidar su escaño de eurodiputado. Es un experto en medio ambiente, ámbito en el que ha centrado en los últimos años su tarea parlamentaria.    

La mayoría de encuestas dan al PP por delante del PSOE. ¿Le inquieta?

No. La encuesta es la del día 9. Estamos muy fuertes, con una campaña potente y con Teresa Ribera, que es de largo la mejor candidata. Además, alguna dice que gana el PSOE, que es un partido ganador. 

¿Les perjudican cuestiones domésticas, como la Ley de Amnistía?

No lo veo así. Es un poco por donde va el PP, pero en Cataluña, no en encuestas sino en las urnas, se ha demostrado que le Ley de Amnistía tiene un respaldo importante. 

¿Y reconocer al estado palestino?

Es un compromiso firme del Gobierno de Pedro Sánchez de reconocer lo que Palestina es y que está al margen de cualquier situación coyuntural de políticas electorales nacionales o europeas.

Ustedes alertan del riesgo de que la ultraderecha paralice asuntos clave en la UE. ¿Qué ven peligrar?

No planteamos que la ultraderecha ascienda; el problema está en que el PP le abra la puerta. En la parte final  del Pacto Verde europeo, el PP ha pactado más con la ultraderecha y ha habido dificultad para sacar esos textos adelante. Hay una referencia ya clara en el Parlamento Europeo donde el PP de Manfred Weber ha ensayado pactos con la extrema derecha. Y lo vemos en Italia, donde Forza Italia gobierna con ellos. En España tenemos la suerte de que Feijóo no quiso ser presidente, pero de haberlo sido lo habría sido con Vox, con quien gobierna en varias comunidades. Si la extrema derecha pudiera tener poder de decisión de la mano del PP significaría darle la vuelta como a un calcetín a la Unión Europea, que es el producto más sofisticado de la democracia; y la extrema derecha no quiere saber nada de eso.

El Pacto Verde ha chocado no solo con la derecha o ultraderecha, sino también con el sector agrario, como se vio en las tractoradas. ¿Se puede llevar adelante con agricultores y ganaderos en contra?

Las reivindicaciones de los agricultores tenían más que ver con la PAC y con problemas como la guerra de Ucrania, la inflación, los insumos...La mayoría de las cosas se podían haber hecho antes y ese es un fallo de la Comisión Europea, cuya presidenta es conservadora y el comisario de Agricultura es del grupo en el que está Vox. Los problemas son de más ayudas, mayor flexibilidad, simplificar trámites y ampliar el plazo de solicitudes y en todo eso el ministro que más se ha remangado es Luis Planas. ¿Chocan con el Pacto Verde Europeo? En su mayoría no, porque es un aliado de la agricultura y la ganadería. La gran mayoría de las reivindicaciones de los agricultores eran justas y había que reaccionar. El Pacto  Verde Europeo, que debe continuar en los próximos cinco años, tienen que pactarse, pero no puede pararse, porque no nos lo podemos permitir. Pararlo no es una opción, porque sería un atentado contra las generaciones jóvenes.  

¿Y entiende la queja por la competencia de productos de terceros países a los que no se les exigen los mismos estándares medioambientales que a los comunitarios?

Es que sí se les exigen. En torno a eso hay una leyenda urbana, porque los productos tienen el mismo control. Quienes sostienen eso se han nutrido de discursos de Vox o del PP, pero los productos del exterior están absolutamente fiscalizados. Si hay alguna grieta, debe cerrarse, pero decir que estamos en un mercado en el que entra cualquier cosa no es verdad. Es un bulo, fundamentalmente de la extrema derecha, que también le ha comprado el PP. 

Pero si en otros países se admiten pesticidas que en la UE están prohibidos, los agricultores europeos tendrán más difícil competir.

Exigimos el mismo rasero. En todo caso, las normas y directivas sobre pesticidas también se han paralizado, aunque habrá que retomarlas y pactarlas con el sector primario. 

Usted ha sido ponente de la Ley de Restauración de la Naturaleza. ¿Saldrá adelante como se planteó?

Espero que sí, como se pactó con muchos grupos políticos, incluidas algunas peticiones del Partido Popular Europeo, que incomprensiblemente después en su gran mayoría han votado en contra. El PP español votó que no en bloque. Espero que el Consejo de la UE la apruebe de manera definitiva este mes. 

¿Es necesario seguir protegiendo al lobo, con ataques que van a más?

Es necesario buscar el equilibrio y la directiva actual lo consigue. El planteamiento del Gobierno de España de buscar la coexistencia es el adecuado. Hay que mantener el estatus de protección del lobo del convenio de Berna. Y a partir de ahí, conociendo los problemas que genera, reforzar prevención y ayudas.

¿Se mantendrá el presupuesto de la PAC?

El Gobierno de Pedro Sánchez consiguió que se mantuviera en la última negociación. El partido que quiere aniquilar la PAC es el de Le Pen, que está apoyado por Vox, que apoya al PP. El que negoció mantener 46.000 millones fue Luis Planas. Como va a negociar él, estoy seguro de que se mantendrá. 

¿Qué puede hacer la UE para ayudar al sector del vino?

Los socialistas siempre hemos apoyado el programa sectorial del vino de ayuda financiera y lo seguiremos haciendo. Es un problema que venimos arrastrando por circunstancias como el covid y la guerra de Ucrania y la respuesta es perseverar en los programas de apoyo. 

Que La Rioja esté en la red global de alta velocidad ¿no es una desventaja competitiva con respecto a regiones que están en la red básica?

No, porque esto se renegociará en los próximos años. Lo que hacía falta era ponernos al día y con el impulso del ministro Óscar Puente, La Rioja tiene los dos tramos en distintos momentos administrativos, pero por fin lanzados. Se está estudiando por dónde irán y el impacto ambiental. Y está en obras la variante de Rincón de Soto. La primera condición para obtener financiación comunitaria es poner en marcha los proyectos concretos; y eso es una realidad. 

¿Y cuándo podría producirse esa entrada en la red básica?

Mi previsión es que para cuando se pueda activar la financiación comunitaria, en La Rioja podamos haber negociado el paso de la red global a la básica. Y en esto necesito al PP, que votó en contra de la revisión de la red europea que confirmaba a La Rioja en la red global. En todo caso, los tramos riojanos de ferrocarril podrán obtener financiación europea a través de la red global, pero creo que podremos intentar cambiar a la red básica o a la básica ampliada en el momento en que se pueda. 

¿En qué se traduce estar en la básica?

En más dinero. Lo destacable es que en el actual Connecting European Facility se logró aumentar la financiación de la red global, la que da capilaridad y aporta gran parte de la cohesión territorial, para obras y estudios, con el fin de mantener el 50% de financiación, y que para obras y temas de seguridad se puede financiar hasta el 50%. Luego cada Estado miembro debe ir proyecto a proyecto negociando con la Comisión.

El impulso a la energías renovables choca con la protección del paisaje. ¿Qué debe primar?

La protección del paisaje y las sensibilidades locales hay que tenerlas muy en cuenta, pero el objetivo de la directiva de energías renovables hay que conseguirlo. Los porcentajes de energías renovables en el mix europeo son irrenunciables, porque nos va en ello la vida y el futuro. Entre otras cosas porque después de la invasión de Putin a Ucrania nos hemos dado cuenta de que necesitamos autonomía energética. Son cosas compatibles, estudiando caso a caso. 

¿Cómo se logra una inmigración segura, ordenada y regular como propugna el PSOE?

Acabamos de aprobar un pacto de migración y asilo, un punto de partida con reglas comunes y obligatorias. Al fin tenemos un sistema que aporta equilibrio entre responsabilidad compartida y solidaridad vinculante. Ahora tenemos que completarlo y mejorarlo. ¿Cómo? Reforzando el papel de las agencias, incrementando las políticas de inclusión e integración, aumentando los fondos de migración y asilo y luchando contra los brotes de racismo y xenofobia de la extrema derecha, que la derecha empieza a compartir.