Dos jóvenes de Calahorra, Melani Gallardo y Sandra Moreno, tienen el sueño de crear y construir un centro de educación y conservación de especies en el que albergar animales y plantas en peligro de extinción. «Nuestra idea es que la fecha de finalización del proyecto sea verano de 2027 en el caso de que todo vaya como hasta ahora, se mantengan todas las negociaciones y el Gobierno de La Rioja tarde un año en revisarlo», expone.
Estas jóvenes explican que quieren centrarse en el sisón común porque «es una especie que en La Rioja está en peligro de extinción», señala Gallardo. La idea, indica, es conseguir terrenos en los que esté este ave para aumentar el censo de su población y «ayudar a conservarlos en el centro y fuera de él para que su población aumente».
Además, añade que quieren tener especies ibéricas y exóticas en peligro de extinción. Algunas ibéricas pueden ser el lobo, el oso pardo, el bisonte europeo, la nutria europea y el bisón europeo; y animales exóticos como el león africano o asiático, tigre de bengala, jirafa, cebra común, el toro africano o el antílope africano.
Traer algunas de estas especies es un aspecto clave para que este proyecto pueda salir adelante pero estas dos amigas lo tienen claro. Explica que cuando se monta un parque zoológico hay que seguir unas características concretas para que se permita hacerlo, pero una vez conseguidas, «automáticamente entras en la Unión europea de Acuarios y Zoológicos y en la Unión Ibérica de Acuarios y Zoológicos, quienes te proporcionan las especies de distintos centros».
Otra forma de obtener animales es a través de las incautaciones del Seprona en las aduanas, ya que «optas a que las puedan llevar a tu centro para que se recuperen». Dichos animales, indica, no los puedes volver a soltar en un entorno natural pero «si los puedes usar para la conservación de la especie porque si puedes soltar a sus crías».
Además, Gallardo explica que la Unión europea de Acuarios y Zoológicos y la Unión Ibérica de Acuarios y Zoológicos hacen una revisión de todos los centros que se abren para que cumplan las características, y de esa manera, «automáticamente entras en su registro». Sus veterinarios, apunta, serían los que entrarían en contacto con ellos y les comunicarían que especies se necesitarían en el centro. De esta forma, estas instituciones europeas buscarían y mandarían los animales más compatibles con otros que hubiera en el centro con el objetivo de «tener crías».
A pesar de esto, reconoce que el único problema que se puede producir en estos casos es que «si en otro centro hay otro animal más compatible, el tuyo se lo llevan donde sea que esté ese parque y a ti te traen otro distinto».
terreno. Uno de los aspectos más importantes para que este proyecto salga adelante es conseguir un terreno. Gallardo explica que están barajando diferentes zonas en las que se sabe que el sisón común está en peligro de extinción, además de que «son terrenos que solo se pueden usar para la conservación de especies, es decir, no se puede urbanizar».
La elección de este tipo de espacios se debe a que «es una forma más directa de ayudar a esa especie y de mejorar su hábitat».
Gallardo y Moreno cuentan que se han fijado en una zona que comprende Arnedo, el Villar de Arnedo y Pradejón. «Con el consistorio que más hemos hablado es el de Arnedo pero no hay nada cerrado. Si queremos optar a un terreno tendría que salir a licitación, y luego se nos podría conceder o no», indica.
Además, informan de que el Ayuntamiento de Arnedo les comunicó que van a hacer un censo del sisón común porque les dijeron que igual esta especie había desaparecido de sus Terrenos. «En ese caso, buscaríamos otro terreno en el que estuviera dicha ave u otra en peligro de extinción», señala.
Gallardo añade que se están intentando comunicar con los ayuntamientos del Villar de Arnedo y Pradejón para proponerles el proyecto y que les digan que parcelas tienen ellos disponibles.
A pesar de esto, esta calagurritana asegura que «lo que menos nos preocupa es elegir el terreno porque nuestro proyecto se adapta a cualquier zona».
De hecho, aclara que si uno de sus veterinarios les dice que en otras zonas de La Rioja hay alguna parcela con otros animales en peligro de extinción, «optaríamos a esos terrenos porque no nos queremos cerrar ninguna vía».