El plan Bosonit junto a Palacio hace aguas

R. Briongos
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La tecnológica se niega a firmar el convenio con el Ayuntamiento y pide la sucesión de ese documento a otra empresa del grupo. Crece el desánimo en el equipo de Gobierno sobre las posibilidades de materialización del proyecto

Imagen del cartel instalado en la parcela que iba a albergar la nueva sede de Bosonit. - Foto: Óscar Solorzano

El alcalde, Conrado Escobar, abrió aquel día el cajón de las hipérboles para dar a conocer el acuerdo con Bosonit que, entonces así se creía, desbloqueaba las trabas que Icomos había puesto para permitir la construcción de la nueva sede de la tecnológica en la parcela contigua a la iglesia dePalacio. «Una oportunidad para la economía local», «un proyecto que dinamizará el casco antiguo», enfatizaba el pasado 3 de junio cuando salió a la palestra pública para anunciar la buena nueva. El regidor se vino arriba y se atrevió incluso a dar plazos: «las obras podría comenzar en diciembre de este año». Huelga decir lo desatinado que estuvo en esa predicción.

Nueve meses después de aquel anuncio, sin embargo, todo el equipo de Gobierno tiene la convicción, aunque todavía no tenga la certeza, de que ese proyecto no se va a materializar. La empresa no solo se ha negado a firmar ese convenio que aceptó de palabra, lo que convierte al documento en mero papel mojado, sino que no hay avances tras las múltiples conversaciones que el propio Escobar ha mantenido con ella para tratar de salvar el plan inicial.

Primera comunicación oficial. Además de todo ello, el único trámite que ha hecho Bosonit no invita precisamente a la esperanza. Según confirman fuentes municipales, Bosonit ha introducido una comunicación en el Registro municipal en la que solicita la sucesión del convenio a otra empresa del Grupo. Lo hace amparándose  en una cláusula del propio convenio lo que ha levantado algunos recelos al no comprender el alcance real de este cambio de cara a la materialización del proyecto inicial. Así, lo primero que el Ayuntamiento ha solicitado a la tecnológica es una justificación de la solvencia de la nueva mercantil a la que pretende traspasar el convenio.

Nada ha trascendido hasta el momento tampoco acerca de cuál sería esa empresa que retomaría el proyecto y la verdad es que resulta temerario especular con el nombre habida cuenta del número de sociedades que orbitan alrededor de Bosonit. El registro mercantil reflejaba ayer que Miguel Fernández Morales, administrador único de esa tecnológica, figura con varios cargos activos en distintas empresas.

El tiempo y las vicisitudes del proyecto inicial parecen haber jugado en contra de los planes de Bosonit que quedan reflejados en la enorme distancia que hay entre la pomposa presentación del master plan que elaboró un arquitecto de renombre, el japonés Kengo Kuma, y la negativa a rubricar el convenio que le obliga a desarrollar la parcela junto a Palacio en los términos a los que se comprometió en su momento.

Entre ambas fechas se ha producido algún hecho relevante, como la salida de un socio que aportaba solvencia financiera, y varios contactos con alguna firma, como Innetum, para negociar la venta de Bosonit, que no llegaron a buen puerto al no haberse materializado en una oferta concreta.