Raquel Velilla no es la única en esta lucha por la presidencia del Colegio de Enfermería de La Rioja. En la otra esquina de este cuadrilátero electoral se encuentra Alicia Ibáñez, una enfermera con 32 años de experiencia y que ha desempeñado muchos cargos en la sanidad.
Cuenta que empezó trabajando en Atención Primaria y continuó su carrera en Atención Hospitalaria. «En el hospital fui supervisora de área, adjunta a la subdirección de Atención Primaria, supervisora de planta, subdirectora de Sociosanitaria y Cuidados pendiente de la Dirección General de Salud Pública y ahora soy la enfermera del Consultorio de La Estrella», detalla.
La enfermería de La Rioja es «muy buena pero está muy quemada, así que hay que mimarla», denuncia. «Nos tienen que cuidar por la falta de profesionales, el agobio asistencial y la presión asistencial. Si nos cuidase un poco daríamos lo mismo pero mejor», afirma.
Los motivos por los que está enfermera decidió presentarse a este cargo fue «la necesidad de dar un paso al frente e intentar avanzar por el desarrollo de la enfermería», explica. «Es difícil pero creo que hemos formado un equipo que puede llevarlo a cabo», destaca.
Otra causa fue la falta de confianza que se vio después de que la anterior junta directiva dimitiera después de un año constituida.
Cuenta que su programa electoral presenta dos líneas de trabajo, una estatal y otra local. Su idea es participar activamente con el Consejo General de Enfermería de España para impulsar los avances en el desarrollo de la profesión, la prescripción de las enfermeras, su reclasificación, e impulsar las especialidades y representar los intereses de las enfermeras que «afecten al futuro de la profesión».
También busca crear cultura de colegio, dar visibilidad a la comunidad, incrementar las relaciones institucionales, ser transparentes «como marca la ley», establecer objetivos conjuntos con sindicatos y otras instituciones, promover el desarrollo de la profesión, potenciar la figura de la enfermera escolar, la formación de calidad, la retención de talento de las enfermeras que se forman en La Rioja, comprometerse con el bienestar de la sociedad, consolidar incitativas como el programa Cuidándonos de Bienestar emocional, y lograr que haya cero agresiones sin declarar.
Un programa ambicioso que cuenta con puntos que están siendo polémicos en las últimas semanas y meses. Uno de ellos es la reclasificación profesional para conseguir que las enfermeras estén en el grupo A1. «Hay optimismo y tenemos que trabajar junto con el Consejo General para que se lleve a cabo pero hace falta que el Ministerio avance y nos ponga en la clasificación que debemos», apunta.
Las agresiones a estas profesionales también es otro tema complicado, ya que «no debería haber ninguna pero esto no es así porque en la sociedad nos falta respeto y educación». Pide a sus compañeras que las denuncien en cuando se produzcan pero «no solo las que se producen con un paciente porque interprofesionalmente también hay agresiones, y esas son las que no se denuncian por miedo».
El colegio, señala, debe estar en esos casos con su servicio jurídico para acompañar a la enfermera agredida, y los servicios de prevención laboral tienen que dar una respuesta rápida. «La persona agredida se tiene que saber a donde acudir cuando esto sucede», subraya.
Cultura colegial. Un apartado importante de la candidatura de Alicia Ibáñez es la creación de una cultura de colegio porque «históricamente las enfermeras no nos hemos acercado a esta institución». Las profesionales se colegian porque es obligatorio pero «no sientes esa necesidad de pertenencia para dar ideas o plantear proyectos».
«Estos son los motivos por los que queremos abrir más el colegio, tanto a la comunidad como a los propios profesionales», informa. Destaca que esta apertura va a permitir que haya ese sentimiento colegial y «se pueda trabajar todos juntos para desarrollar la profesión, no solo la junta de Gobierno».
Otro aspecto clave de su candidatura es el impulso de las enfermeras escolares porque «la salud de los jóvenes depende de la educación sanitaria que se recibe en el entorno familiar y en el escolar». El papel de la enfermera es «determinante», ya que «más o menos un 25% de los escolares que tenemos tiene una patología crónica». «Por eso pensamos que la enfermera escolar puede ser un nexo de unión entre la comunidad escolar y la sanitaria», remarca.
También puede abordar la prevención de adicciones, el bienestar emocional, la detección de violencia en los colegios, y «ser un apoyo para ofrecer un parte curricular de salud en los colegios», añade.