Ha sido una de las películas más comentadas desde hace meses, porque el asunto que aborda Sound of freedom, el tráfico sexual de niños, a pocos deja indiferente. El actor, productor y excantante mexicano Eduardo Verástegui fue el artífice de poner en marcha este filme de denuncia.
Me gustaría conocer cómo surge el proyecto de afrontar una película sobre la lacra del tráfico de niños y en qué momento decide ser productor y actor de la misma.
Hace ocho años conocí a un grupo de expertos en el rescate de niños para explotación sexual. Ellos me contaron cómo viajan encubiertos por todo el mundo, visitando los rincones más tenebrosos del planeta y actuando como un rayo de luz atravesando la oscuridad. También me descubrieron lo que hacen a esos niños, que son violados de 15 a 20 veces al día en el mercado sexual infantil durante varios años, hasta que dejan de servir porque son mayores y los clientes se cansan de ellos y entonces, destrozados, son utilizados en el tráfico de órganos. Entonces, cuando oyes estas cosas, no te puedes quedar callado, porque el silencio estimula al pedófilo. El mal triunfa cuando la gente buena se queda callada.
¿Fue en ese momento cuando el director y guionista Alejandro Monteverde se involucra en sacar adelante este filme?
Hablé con Alejandro de que tenía que conocer a estas personas, porque él ya venía desde hace tiempo escribiendo sobre esta temática. Cuando habló con ellos, dijo que iba a borrar todo lo que había escrito y empezar de cero porque las historias que le contaron eran de la vida real. Y ahí fue cuando decidimos llevar adelante la vida de Tim Ballard, ese episodio heroico de su vida. Por eso está inspirada en hechos reales.
La película, a pesar de abordar un tema tan duro y sórdido, no es explícita en imágenes…
La centramos en la figura de Ballard, para bajar el volumen, la intensidad. Porque si contamos explícitamente lo que nos describieron es imposible, por su dureza, ver una película así.
En la cinta se menciona que este perverso negocio mueve la cifra de 150.000 millones de dólares…
Efectivamente este negocio de tráfico de niños mueve 150.000 millones de dólares al año. Por eso, esas personas con las que hablamos hace ocho años nos dijeron: «antes de que se comprometan a hacer esta película, tienen que saber que nos encontramos ante una industria en la que se van a enfrentar a muchos y poderosos enemigos», pero el miedo no te puede parar, porque sino luchas por la libertad de otros, estás condenado a perder la propia más adelante. Cada 30 segundos desaparece un niño en el mundo, en mi país, México, 57 al día. Porque, además del tráfico sexual hay menores esclavos. Es imposible cuantificar los niños que sufren pero son millones.