Hay lugares que parecen predestinados a servir a un determinado fin. Uno de ellos es el solar donde se levantó la primera residencia sanitaria de Logroño, después remozada y rebautizada como Hospital San Millán y donde ahora el Gobierno de La Rioja proyecta un centro médico de especialidades y cirugía ambulatoria.
Aquel primer complejo hospitalario surgió como residencia sanitaria después de la Guerra Civil. Su construcción comenzó en 1948, con la colocación de la primera piedra en un acto solemne celebrado el 15 de junio de aquel año, con presencia de todas las autoridades y la bendición del obispo Fidel García. El proyecto original era mucho mayor que el que finalmente se ejecutó. En un primer momento se pensó darle el nombre de Antonio Coello Cuadrado, un capitán riojano, idea que finalmente se desechó. Su creación se debió en gran parte a la Ley de Seguro Obligatorio de Enfermedad, de 1942.
El 12 de septiembre de 1952 comenzó a prestar servicio, antes de la inauguración, que llegó el 16 de octubre de 1954, con la presencia del mismísimo Francisco Franco, en una jornada ceremoniosa que también se aprovechó para la 'bendición' oficial del Sanatorio San Pedro y el Instituto de Higiene. De diseño sobrio, al gusto del racionalismo imperante en la época, en sus primeros años el personal de la Residencia Sanitaria también atendía en los domicilios. El edificio fue reformado y ampliado en 1973, cuando se le añadieron pabellones. Unos años más tarde, en el curso escolar 1979-80, acogió también a los médicos en prácticas del MIR. En 1985, recibió el nombre de Hospital San Millán.
Siguió en funcionamiento durante varios años más como el hospital de referencia en Logroño. En 2002 se rehabilitó el Sanatorio San Pedro para atender las necesidades crecientes de la población. El impulso al viejo sanatorio, totalmente remozado y con una ampliación que prácticamente significaba la creación de un nuevo complejo sanitario en el lado sur de la ciudad, significó el ocaso del hospital más antiguo de Logroño, que cerró sus puertas en febrero de 2007, al mismo tiempo que se abría el nuevo San Pedro. La inviabilidad de la reforma del inmueble situado entre la calle Duquesa de la Victoria y la plaza Joaquín Elizalde aconsejaron su derribo, una labor que inició la piqueta el día 17 de julio de 2009.