Sin estridencias, sin transformaciones radicales sino más bien bajo una estrategia pausada y progresiva en el tiempo, el reparto de paquetería, el conocido como última milla, asumirá en la capital riojana un profundo cambio a partir del próximo ejercicio 2025. Las diferentes reuniones celebradas a lo largo de 2023, y fundamentalmente, la desarrollada en abril de 2024 en el marco del ambicioso proyecto Decarbomile, tiene ya una primera traducción en Logroño. La idea, tal y como señala Ángel Andrés, concejal de Ciudad Circular, Movilidad, Transporte y Eficiencia Energética, pasa por habilitar el ya diseñado hub de la plaza de Abastos al que se sumará otro microhub en el entorno del Revellín.
Será a partir de 2025 y se prolongará, en un primer término, a lo largo de 2026. Dos ejercicios cuya financiación procederá de fondos europeos y a partir de los cuales serán las propias empresas gestoras del servicio las que «deberán obtener la rentabilidad» en función del servicio, matiza el concejal.
Ahora bien, cada uno de los puntos logísticos dispondrá de su función específica. Por un lado, el hub del mercado de Abastos asumirá, a través de un único vehículo sostenible (eléctrico, gas, hidrógeno...) el reparto de todo el producto que salga del céntrico y popular mercado logroñés. El Consistorio, en el marco del proyecto Decarbomile, ha detectado que del mercado de San Blas «sale mucho producto hacia restaurantes y cada puesto reparte de forma individual». De esta forma, las pedidos se concentrarán en el citado hub para que sea un único vehículo el que asuma el reparto.
E igualmente, prosigue Ángel Andrés, «se aprovechará también para traer residuos tipo cajas de poliespán o de aceite al hub». Es algo, esto último, que «está en fase de estudio pero creo que saldrá adelante», apostilla el edil. De hecho, el Consistorio logroñés ya ha recibido el interés de varias empresas por hacerse con la gestión de este reparto cuyo núcleo central se ubicará en la plaza de Abastos, entre ellas, la compañía de distribución de productos farmacológicos Riofarco con sede en Villamediana de Iregua y que ya desarrolló un proyecto propio de similares características. Todo ello de cara al reparto de producto alimenticio con destino al sector de restauración de la capital riojana.
Por otro lado, el planteamiento es que el punto logístico que se instalará en el entorno de El Revellín asuma el reparto de la pequeña paquetería, en principio, del centro de la ciudad. Al igual que la distribución que salga del mercado de Abastos con destino al sector de la restauración logroñesa de toda la ciudad, será un vehículo de carácter sostenible, seguramente ciclista, el que realice el reparto. Un hub cuya forma e instalación se asimila «a los actuales aparcamientos de bicicletas y cuya instalación no conlleva mayor problema».
Desde este almacén se repartirá a domicilios y comercios al tiempo que se mantiene el transporte de siempre para cargas de mayor peso y volumen. Hay que tener en cuenta que este reparto en el centro de la capital excluye carga pesada «como por ejemplo, barriles de cerveza para bares que se seguirán repartiendo como hasta ahora».
También para este reparto de pequeña paquetería existen empresas del sector que ya han mostrado su interés en una gestión inicial que se desarrollará, financiada por Europa y en en el marco del proyecto Decarbomile, durante 2025 y 2026. Tras un primer periodo de prueba, insiste Ángel Andrés, «serán las propias compañías las que deberán ponderar la rentabilidad económica de la gestión de una última milla» que si bien en Logroño supondría toda la ciudad, se centrará inicialmente «en la zona centro».
Consenso con el sector. Ángel Andrés huye en todo momento de la polémica que se generó a lo largo de la pasada legislatura después de que se filtrara un planteamiento diseñado por la consultora especializada en movilidad sostenible Tema GC contratada por el área de Gobierno municipal que entonces gestionaba el concejal Jaime Caballero. Una asistencia externa que supuso un desembolso de unos 14.000 euros y quedó sin efecto tras la integración de Logroño al proyecto Decarbomile.
El concejal popular alude en todo momento al consenso con el sector que opera en la capital riojana y prueba de ello, argumenta, es que «varias empresas nos han mostrado su interés por hacerse con la gestión».
«Es necesario modernizar, de cara al futuro, el transporte para hostelería»
El reparto de última milla, y en concreto el proyecto Decarbomile, en el que se integró Logroño durante la pasada legislatura junto a ciudades como Nantes, Estambul o Nantes, «está pensado para grandes urbes», señala Ángel Andrés, «ya que en la capital riojana, la última milla comprendería toda la ciudad». Así, los hubs del mercado de Abastos y y el que se ubicará en el entorno de El Revellín configuran un primer paso para el reparto de producto alimenticio con destino a hostelería, el regreso al mismo hub con residuos y la distribución de pequeña paquetería desde El Revellín dirigido a la zona centro de la capital riojana.
De esta forma, quedaría de cara al futuro la definición del reparto en el resto de la ciudad. Una planificación que sobrevuela ya los despechos municipales pero para lo que aún existe un diseño concreto. En su día se habló de la adecuación de hubs en la zona de Mercarioja e incluso en las proximidades de la estación intermodal. Son emplazamientos de los que se habló durante la pasada legislatura pero que no llegaron a concretarse.
También figura, con aplicación en un futuro aun sin definir, la sustitución de los actuales camiones de reparto para hostelería por otros más sostenible, bien de gas, hidrógeno o eléctricos. Todo ello, insiste Andrés, «de cara al futuro». Lo que sí quiere dejar claro el concejal de Movilidad es que todo, lo más próximo y lo que ni siquiera dispone todavía de plazos, «se hará de forma progresiva» para permitir una progresiva adaptación del sector.