«El ocio no deja de ser una vertiente más del capitalismo»

El Día
-

La logroñesa Alba Ruiz Lafuente expone hasta el 13 de octubre en la Sala Pequeña de la Esdir Por el ocio de los insectos trabajadores

Alba Ruiz Lafuente, en plena faena. - Foto: Rafa Lafuente

Hasta el próximo 13 de octubre la Sala de Exposiciones de la Esdir Por el ocio de los insectos trabajadores, proyecto de Alba Ruiz Lafuente (Logroño, 1995), una de las becadas en la trigésimo novena edición de la Muestra de Arte Joven en La Rioja.

La fotógrafa logroñesa es graduada en Bellas Artes por la Complutense además de Técnico Superior de Artes Plásticas y Diseño en Fotografía en la Escuela de Arte Diez de Madrid, localidad a la que se mudó en plena adolescencia.

La muestra aúna dos de las pasiones de esta joven creadora: la fotografía y la arquitectura. «Me interesa la arquitectura aunque he de reconocer que no tengo ni idea», se sincera. Ruiz Lafuente modela maquetas de balnearios, museos y otros espacios de esparcimiento que, posteriormente, fotografía. 

La exposición, que nace con vocación de continuidad («voy a seguir trabajando en esta línea», afirma), trata de confrontar, utilizando la figura de las hormigas (símbolo a su vez de la industrialización y deshumanización del trabajo), la espectacularización de la arquitectura y, al mismo tiempo, deja constancia de una realidad que se plasma en las sociedades modernas en las que el ocio se ha convertido en un boyante negocio. Y, a su servicio, edificios faraónicos que transforman el paisaje, natural y humano en el que actualmente vivimos. 

«Son fotografías en las que se reproducen maquetas de parques de atracciones, pistas de esquís, museos, etc. Son construcciones arquitectónicas que se convierten en estructuras de ocio, pero en contraposición a los parques o espacios naturales, es una actividad de pago. He intentado confrontar la idea de este tipo de ocio que no deja de ser una vertiente más del capitalismo», se lamenta.

Aunque reside en Madrid, ciudad que también se ha caracterizado por rutilantes complejos arquitectónicos dedicados al tiempo libre, el epítome de su reflexión es «Dubái» y el resto de urbes ultramodernas diseminadas «por Oriente Medio donde esta tendencia es mucho más exagerada». «En Dubái hemos visto centros comerciales con acuarios, pistas de esquí, etc. Sirviéndome de las hormigas, he tratado de exponer este sinsentido», agrega.

La exposición, que se acompaña con una maqueta, corpórea, de su tío Rafael Lafuente, también fotógrafo, es heredera de su querencia por el brutalismo (estilo arquitectónico que nació en Reino Unido en los 50), las estampas del canadiense «Jeff  Wall y de la Escuela de Düsseldorf (Becher School)» y las creaciones del italiano Loris Cecchini, cuya multidisciplinariedad le ha hecho sobresalir en escultura y fotografía. Sus referentes se cierran con «J. G. Ballard», uno de los escritores de ciencia ficción más preclaro y que ha sido llevado al cine en numerosas ocasiones (Steven Spielberg adaptó El imperio del sol y David Cronenberg, en 1996, filmó Crash). 

Satisfecha de esta muestra que se convertirá en un work in progress, Ruiz Lafuente compagina su vertiente creativa con su trabajo como attrezista en la industria del cine «aunque me ha tocado trabajar de muchas cosas». Radicada en Madrid, asume que en la capital se concentran muchas posibilidades «aunque hay mucha gente buscando lo mismo y no es fácil lograr visibilidad». No obstante, en casa, en la Esdir, ya ha conseguido poner el foco en esa otra jaula de oro en la que a veces convertimos el tiempo libre.