Logroño tuvo 315 jóvenes sin casa en 2023, 58 menos que 2022

David Hernando Rioja
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Las cifras muestran que hubo 295 hombres y 20 mujeres en esta situación el pasado año

Unos jóvenes paseando con maletas por la calle - Foto: Óscar Solorzano

Los jóvenes no están teniendo una vida fácil debido a los bajos sueldos o el alto coste de la vivienda, entre otras cosas. Esto hace que muchos de ellos no tengan un techo bajo el que vivir.

Así lo dice un informe del Instituto de la Juventud (Injuve), en el que se indica que la cifra de jóvenes sin hogar ha aumentado de 4.000 a 6.000 en los últimos 12 años y que dos de cada diez personas sin hogar en España que recurren a servicios asistenciales son jóvenes menores de 29 años.

Este informe también dice que el 57% de los jóvenes que se quedan en la calle se debe a que vienen de un país extranjero sin recursos suficientes. Un dato revelador que hace referencia a esto es la última encuesta a las personas sin hogar elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). En ella se estableció que más del 21,1% personas de edades comprendidas entre los 18 y los 29 años no tenían un lugar donde vivir, y es en la población extranjera sin hogar donde se observa mayor peso de las edades más jóvenes. 

Logroño, según las declaraciones de la jefa de sección de prevención e inclusión social del Ayuntamiento de Logroño, Natalia Santamaría, es uno de los municipios con los niveles más bajos de exclusión. «Aunque es verdad que el número de personas es proporcional a los habitantes que hay en la capital riojana, algo más de 150.000 habitantes», reconoce.

El Consistorio logroñés dispone de diferentes servicios para acoger y ayudar a estas personas sin hogar. Son el Centro Municipal de Acogida (CMA) y el Proyecto Alasca, donde profesionales ofrecen una atención personalizada.

Estos centros registraron la acogida de 315 jóvenes sin hogar en el 2023, de los cuales, 295 fueron hombres (94%) y 20 mujeres (6%). Cada uno de ellos trabaja de una manera concreta. 

Por ejemplo, el CMA tiene dos formas de hacerlo. La primera es una corta estancia para casos muy urgentes en los que hay que alojarles rápidamente para dos o tres días porque se pueden dar miles de situaciones, como que una casa tenga alguna problemática, entre otras. Se atendió a un total de 226 personas, de las que 216 fueron hombres y 10 mujeres.

La segunda es una larga estancia, en la que hay jóvenes en un programa de inserción, ya que «no solo van por el alojamiento sino que se les ayuda para que consigan una formación y una empleabilidad, además de ver si tienen problemas de salud». Se atendió a 54 jóvenes en total, de los que 44 fueron hombres y 10 mujeres.

Además, este Consistorio informa que el Proyecto Alasca registró la presencia de seis jóvenes, de los que, a cinco les hicieron pernoctar en el centro y les realizaron una atención personalizada. Santamaría comenta que estas personas están en «una mayor situación de exclusión, aunque afortunadamente el número es menor».

Por otra parte, el Ayuntamiento de Logroño también contabiliza las personas que se alojan cuando se activa el protocolo de ola de frío '5º o menos', con el que se hace política de puertas abiertas, y cuando se llena el CMA, se pasa al Proyecto Alasca. En este caso, solo se contabilizó a 24 jóvenes durante el año pasado, y de ellos, no se contabilizó a ninguna mujer.

Descenso. La parte positiva es que el número de jóvenes ha descendido si se tienen en cuenta los datos del 2022. El CMA registró la presencia de 355 jóvenes, de los que 309 fueron hombres y 46 fueron mujeres; y el Proyecto Alasca contabilizó a 18 jóvenes. En total, hace dos años se registraron un total de 373 jóvenes en situación de sinhogarismo.

A pesar de esto, la concejala de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Logroño, Patricia Sainz, no está nada contenta con estos datos registrados. «Con que solo hubiera un joven sin un hogar, no sería bueno», asegura.

Indica que la parte positiva de esta situación es que «hay solución para todos». Aun teniendo a estas personas alojadas, tenemos más plazas, tanto en el CMA como en Proyecto Alasca. «Eso quiere decir que Logroño tiene recursos para cubrir las necesidades de estos jóvenes», destaca. 

La solución a este problema, explica la concejala, es no desistir, perseverar y volver a intentarlo. «Aunque las personas se nieguen, se hace un seguimiento de las mismas para ver como están, ya que no darles un alojamiento material no significa que estén desatendidas», asegura. «Los profesionales van a ver si están en el mismo sitio, intentan gestionar alguna necesidad médica que precisen o se les dan algunos alimentos, entre otras acciones», concluye.