Ingenieros agrónomos, peritos, y graduados de enología, universitarios o de módulos de FP, se ocupan de que el viñedo en Rioja esté a la altura de los vinos de calidad que se esperan de una denominación de origen con pedigrí. 200 de estos técnicos conforman la Agrupación Riojana para el Progreso de la Viticultura (Arprovi). Su presidente, Pedro Salguero, aporta su punto de vista sobre cómo se otea el futuro del Rioja a pie de renque.
La última vendimia ha estado condicionada por escasa demanda de uva y una producción mermada por la botritis. ¿Ha sido un año complicado para los técnicos vitícolas?
El problema de la botritis ha venido provocado por las lluvias; las primeras fueron favorables, sobre todo en zonas donde a la vendimia aún le faltaba tiempo y le vino muy bien para madurar;pero donde ya se estaba vendimiando no vino del todo bien. Cuando siguió lloviendo llegaron los problemas, sobre todo en viñedos donde no se había hecho un adecuado manejo, como hubiera asesorado cualquier técnico: deshojado suficiente, quitar pelotones de uva y dejar racimos sueltos para una mayor aireación. Los que han estado adecuadamente manejados han llegado a conseguir una uva de mucha calidad, por lo que este año veremos vinos muy buenos y otros no tanto.
¿Que haya viticultores no han invertido en la viña por el bajo precio de la uva ha empeorado su calidad?
Sí, claro, esta falta de manejo adecuado del viñedo supone un ahorro económico, que es comprensible, dadas las serias dificultades que tienen para vender la uva y con precios que les son ruinosos, y eso ha tenido consecuencias peores.
Ahora se hacen mejores vinos que nunca, pero cuesta venderlos. ¿Qué pueden hacer los técnicos de viñedo para ayudar al Rioja a resurgir?
El vino se hace en la viña. Los técnicos podemos ayudar a que las uvas sean de la mejor calidad posible y a poner a las bodegas en situación de tener los mejores vinos, que ahora mismo son ya los mejores de siempre, pero se puede ir a una calidad que pueda favorecer las ventas, sobre todo en un determinado sector de mayor valor añadido. Pero las dificultades de comercialización que existen, con la caída del consumo de vino, no solo en Rioja, sino en España y a nivel mundial, nos llevan a una situación en la que poco se puede hacer desde la viña.
La palabra de moda es arranque. ¿Es inevitable quitar cepas en Rioja?
Cuando se creó Arprovi se puso como condición que debía ser una asociación puramente técnica y que las cuestiones de política agraria quedasen fuera. Por tanto, Arprovi no tiene una opinión sobre el arranque ni debe tenerla. Yo tengo la mía, que es puramente personal.
¿Y qué opina Pedro Salguero sobre el arranque de viñedo?
Como opinión personal y no como presidente de Arprovi, creo que la situación a la que hemos llegado no es coyuntural, sino estructural y no se puede arreglar con medidas coyunturales, sino estructurales. Parece evidente que sobran hectáreas. Cuando yo llegué aquí, en la vendimia de 1984, teníamos unas 40.000 hectáreas y se vendían unos cien millones de litros de vino; ahora tenemos 65.000 hectáreas y aunque se llegó al límite en 2017, cuando casi llegamos a los 300 millones de litros vendidos, en los últimos años nos hemos situado entre 200 y 250 millones. El crecimiento ha sido excesivo para la situación con que nos hemos encontrado ahora en el mercado. Y los rendimientos se han aumentado, con lo cual hemos aumentado en mucho la producción total y nos hemos encontrado con que no podemos venderla, por lo que no queda más remedio que proceder a un arranque que puede estar en torno a un 10%, es decir unas 6.000 hectáreas, para dejar una estructura que ayude a equilibrar.
¿La destilación y la vendimia en verde han ayudado?
Tanto la vendimia en verde como enviar vino a destilación han sido muy efectivas. Son medidas coyunturales que se han adoptado oportunamente y que han tenido un importante efecto, que sumado a una corta cosecha contribuirán algo a regularizar el equilibrio en el sector. Hay quien dice que con estos tres detalles se llegará a un equilibrio y no puede ser cierto, porque si hubiera llegado ese equilibrio, este año habría unos precios decentes y no los ha habido. Eso confirma que ni siquiera esas medidas han sido suficientes para llegar al equilibrio y que hay que mirar con luces largas; no podemos ir con las cortas y estrellarnos contra un muro.
¿Debe seguir la vendimia en verde?
Ha sido una medida necesaria y muy bien aceptada por los viticultores, porque muchos no solo tenían el problema de un precio bajo, sino que no tenían bodega a donde llevar las uvas, porque ha bajado mucho la demanda de las grandes bodegas comerciales. Es una medida efectiva, pero que no se puede mantener en el tiempo. El arranque, que contribuiría a un cambio estructural, no se puede hacer a corto plazo, sino que tendrá un efecto dentro de varios años. Por tanto, pueden ser necesarias estas medidas puntuales en las próximas cosechas hasta que se llegue al equilibrio.
Hay muchas voces que defienden el arranque de viñedo, pero llevarlo a la práctica plantea incógnitas.
Si se acuerda el arranque, lo trataremos en Arprovi, porque hay que aplicar criterios técnicos para designar las viñas que habría que arrancar. Es algo que tiene difícil solución. Hay que hacerlo (arrancar), pero no digo que sea fácil. Por una lado está la financiación y habrá que pulsar todas las posibilidades, desde fondos europeos y del Ministerio, y ver qué pueden hacer las administraciones de las tres comunidades implicadas. Hace bastantes años se hizo en Jerez, cuando se pasó de moda su vino y tuvieron un descenso de ventas tremendo, y creo que se aportó un tercio de fondos europeos, otro de la Junta de Andalucía y otro que puso el sector. Y ahora lo vemos en Burdeos, que va a arrancar 10.000 hectáreas, que están subvencionadas. Aquí debería ser lo mismo, pero hay detalles técnicos a tener en cuenta, porque ¿cuáles son las viñas que sobran?
Y en su opinión, ¿cuáles son?
Hay algunos criterios claros, como que no puedan acogerse al arranque subvencionado viñedos de una cierta edad que están dando una gran calidad. Se deberían arrancar los viñedos que tienen una mayor vocación productiva que va en contra de la calidad, que se plantaron en terrenos muy fértiles, que deberían estar dedicados a huerta u otros cultivos, y con clones muy productivos en una época en la que eso era lo que teníamos que hacer los técnicos de viñedo, porque había que conseguir una mayor producción. Cuando nos hemos dado cuenta de que eso ha sido una barbaridad tenemos que hacer lo contrario y buscar clones menos productivos.
¿Se corre el peligro de perder variedades autóctonas minoritarias?
No creo, porque dado que el tempranillo se lleva más del 80 por ciento de las variedades tintas, la mayor parte de lo que se arranque será tempranillo. Y como cada vez es preferible tener otras variedades con otros ciclos de maduración, como la garnacha y el graciano, esas se arrancarán menos. En cuanto a minoritarias interesantes, como el tempranillo blanco y la maturana blanca, son viñas que se acaban de plantar y están dando muy buen resultado y no creo que se vayan a arrancar. La garnacha blanca, que ha estado un poco olvidada, ahora está muy puesta en valor; se está utilizando para hacer vinos monovarietales, con resultados muy interesantes, y no creo se vaya a arrancar nada. No será un peligro para la biodiversidad de viníferas de Rioja.
¿Se abusó en Rioja de las plantaciones en suelos inadecuados?
Sí, probablemente por la gran dificultad que tiene señalar quién puede plantar y quién no y en qué terrenos. Las presiones sobre la Administración, sindicales o de las cooperativas, que quieren lo que ven más productivo y la dificultad de determinar qué suelos son aptos para una viticultura de calidad llevó a que se plantase en cualquier sitio. Recuerdo el caso de Tudelilla, donde en el 84 había unas garnachas extraordinarias de La Pedriza, cuyo viñedo desapareció y con esos derechos se plantó tempranillo en la carretera de Arnedo y ahí hubo una gran pérdida de calidad de los vinos.
El blanco sube y el tinto pierde mercado. ¿Una tendencia irreversible?
Las modas son las modas y es complicado predecirlas, pero se ve una tendencia a una disminución del consumo de tinto y un aumento del blanco. En Rioja, con unos descensos importantes, el blanco no solo mantenía el tipo sino que ha aumentado sus ventas. Ahora mismo, toda la uva blanca se dedica a vino blanco y no como antes, que había un porcentaje que iba a vinos tintos. Tenemos ahora mismo en Rioja unos blancos extraordinarios. Durante 25 años estuvo prohibida la plantación de blanco, porque no se vendía y porque las uvas blancas acaban en vinos tintos en cantidades excesivas y desmejorando su calidad. La consecuencia fue que todas las viñas de blanco que quedaban eran viejas, lo que permite hacer muy buenos vinos. Esa mayor calidad unida a la moda mundial de más consumo ha concluida con esa mejora en la comercialización de vino blanco.
¿Seguirá creciendo el blanco?
Parece que estamos tocando techo en Rioja; creo que puede haber algún crecimiento, pero pienso que no será ya tan importante.
Por tanto, ¿sería arriesgado volcarse ahora con el blanco y abandonar el tinto, que ha sido bandera de Rioja?
Sí, sería arriesgado. Una de las medidas que se están promoviendo es el injerto de viñas de tinto a blanco. Para los técnicos es un reto, porque es una labor interesante, pero es un esfuerzo excesivo para no tener clara una perspectiva de que esa venta de vino blanco siga aumentando. Quizás la gente que ha hecho arranques con intención de volver a plantar, sí debería plantar uva blanca.
¿Qué espacio le queda al rosado?
Parece que no hubiera en Rioja, pero se vende más que en denominaciones de origen que tienen más fama de rosado. Ytenemos tres tipos muy diferentes: el de bastante color, al estilo navarro; los que pusieron de moda los franceses en Provence, de tono rosa muy pálido;y el más tradicional, que es el clarete de Cordovín y de todo el Najerilla.
¿Habría que apostar más por variedades autóctonas?
El tempranillo es una muy buena variedad, noble, pero tenemos un porcentaje excesivo. Graciano y garnacha, forzadas un poco por el cambio climático, van a ir mejor que el tempranillo. Se debería aumentar sobre todo graciano, garnacha, garnacha blanca, tempranillo blanco y maturana blanca. Y tenemos una variedad un poco complicada, el mazuelo, que en algunas localidades donde se ha utilizado para producciones muy altas no madura en condiciones, es tremendamente ácido y para hacer vino solo con esas uvas es muy malo, pero ha servido en pequeños porcentajes para algunos coupages. Ahora bien, un mazuelo de no tanta producción, en determinados suelos y con manejo de viñedo da monovarietales extraordinarios.
Hay bodegas que están plantando viña en zonas inusualmente altas, incluso a mil metros. ¿Es una buena respuesta ante el cambio climático?
El cambio climático no se puede negar y los técnicos de viñedo siempre lo hemos tenido claro. Cuando vas por la carretera de la Sonsierra, hay tramos cerca de la Sierra de Cantabria donde en el año 84 había alguna viña aislada, pero no viñedo, porque no llegaba a madurar;ahora, esas zonas tienen cientos de hectáreas plantadas. Y en el Alto Najerilla, blanco y rosados se han dado siempre muy bien, pero en el año 84 los tintos..., en fin, había que darles tiempo. Ahora tenemos ahí tintos extraordinarios. La vendimia se ha adelantado muchísimo, con las consecuencias negativas de un desfase entre maduración fenólica y en azúcar.
Además de plantar en zonas altas, ¿qué otras armas técnicas hay contra el cambio climático?
Desde luego está la de subir la cota de plantación de viñedos, con lo cual quizás habría hasta que revisar los límites de la Denominación para algunas zonas. Otra es el cambio de variedades. El tempranillo se llama así porque madura temprano y si las cosas van en un sentido contrario a lo que queremos esa variedad en algunas zonas tendrá problemas serios. Garnacha o graciano ofrecen alternativas en zonas donde el tempranillo estará más comprometido.
Una tendencia en boga son los vinos con menor grado alcohólico. ¿Son interesantes para Rioja?
Hay mercado para muchas cosas, pero ¿nos interesa entrar en algunos de ellos? Cuando se decidió entrar en los espumosos se cuidó de no ir a los baratos, sino que se pusieron condiciones para hacerlos de calidad, como efectivamente estamos teniendo. Estoy de acuerdo en que con el problema que tenemos, con vinos que llegan a 14,5 o 15 grados, quizás con 12,5 sería suficiente. Hay una tendencia hacia vinos de desalcoholizados, que tienen cinco grados, un poquito de azúcar y burbujita, pero ese es otro producto y no sé si a Rioja le interesa entrar en algo que yo llamo subproducto. Entrar en esos mercados para solucionar la situación actual no sería bueno para denominaciones como Rioja con una imagen de calidad.
El terroir, los vinos de pueblo y los de parcela, ¿son un reto o una complicación para los técnicos?
De todo, un reto, una complicación y una maravilla. El reto es conseguir que esa producción, que es limitada, siga produciendo lo suficiente y sea rentable.
¿La producción ecológica va a más o tiene sus dificultades?
Las dos cosas. Ha aumentado considerablemente en Rioja y va a seguir aumentando y hay ya bastantes bodegas con todo su viñedo en ecológico. Es una buena labor y en Arprovi es uno de nuestros retos, hacer un estudio de cómo están yendo estas explotaciones, en el campo y en los despachos, porque hay que estar muy al tanto de las legislaciones de control. Soy partidario de aumentar el cultivo en ecológico, porque hay un mercado importante, que desgraciadamente no aumenta tanto en España como en el extranjero.
La caída de ventas perjudica mucho a los viticultores, con bajos precios de la uva. ¿También les afecta a los técnicos, con menos trabajo?
Claro. Esta situación económica lleva a ahorrar costes de producción. Si vas a vender uva a costes de producción o incluso por debajo, es lógico que se intente reducir costes y eso dificulta la labor de los técnicos, porque nos deja con menos herramientas de trabajo.
El enoturismo es ya un complemente muy importante para las bodegas. ¿La viña también puede mejorar para atraer más visitantes?
Estoy convencido de ello. El crecimiento del enoturismo en Rioja ha sido espectacular. Está muy bien ver la elaboración del vino y las salas de barricas, pero en Rioja tenemos un panorama de viña que es una maravilla y que se está utilizando, porque hay bodegas en las que visitan las dos cosas. Hay paseos en bicicleta por el viñedo y posibilidad de disfrutar de paisajes con una paleta de colores espectacular.
¿Les preocupa la amenaza de las instalaciones eléctricas para el paisaje de viñedo?
Hay que estar muy pendientes y la defensa del paisaje es muy importante por la imagen que tenemos que dar. Tenemos que tener molinos para contar con energías alternativas, pero no en mitad de una zona espectacular de viñedo.