«Da pena que políticos utilicen la fruta como arma arrojadiza»

El Día
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Lleva 18 años al frente de El Mirador y, en este lapso, han cambiado los «gustos» y la «forma de comprar» de los clientes pero el «90%» de su mercancía sigue siendo riojana

Eva Pancorbo despacha en la logroñesa Gonzalo de Berceo aunque su frutería le debe mucho a Viguera. - Foto: Óscar Solorzano

Lleva al frente de El Mirador desde hace 18 años aunque, tras un mostrador, se puso a los diecisiete. «Ya he perdido la cuenta de los años en esto», reconoce Eva Pancorbo (Viguera, 1969). Pese a sus décadas de dedicación profesional, hay tres cosas que le enervan: «La fruta extranjera, los negocios y las grandes superficies que abren los domingos y los políticos que utilizan la fruta como arma arrojadiza». «Da pena», completa en clara referencia a la frase acuñada por la presidenta de la Comunidad de Madrid.

Más allá de alusiones recientes a la fruta, le da igual (o más bien le importa un nabo) que su profesión esté cargada de connotaciones lingüísticas negativas:«Soy verdulera o frutera, me da igual cómo me llamen. Otra cosa es quién me lo llame».

Los hábitos de consumo, como la climatología, han cambiado mucho con el paso de los años y eso se evidencia en el perfil del cliente y en su cesta de la compra. «Por la tienda pasan amas de casa, de toda la vida, pero también mucha gente joven con otros hábitos de compra», informa. Así si las primeras son partidarias de adquirir «la fruta a kilos», los segundos privilegian hacerlo por «piezas». «Es gracioso porque compran dos plátanos, dos manzanas, etc.», enumera.

El cambio climático también ha reacondicionado el gusto de los consumidores: «Me piden fruta tropical y ahora vendemos romanescus o algunos tipos de coles que hace años no se veían». Entre sus productos preferidos figuran «el paraguayo y la borraja» mientras que no soporta «la papaya ni las habas». Eso sí, no le hace ascos «a los albaricoques» -«me da igual que los llames coques o albérchigos», acota- «ni a las fresas que, sorprendentemente, también se producen aquí». Porque si algo caracteriza a las fruterías y verdulerías de la comunidad es su apuesta «por la proximidad». «El 90% de lo que vendemos es riojano, salvo lo que no queda más que remedio que importar», se despide mientras dispensa un manojo de plátanos, por supuesto, de origen canario.