Mariscos, cardo, cordero, besugo turrón o mazapanes serán productos que no faltarán en las mesas de los riojanos estos días, donde la comida se establece también como un nexo de unión entre las familias. Largos menús y, en muchas ocasiones, particularmente hoy, en Nochebuena, interminables sobremesas, llenas de conversación, juegos de mesa y de cartas completarán la noche más entrañable de la Navidad.
Pero hay un importante volumen de personas que, por una razón u otra, no van a disfrutar de cenas y comidas familiares en el comedor de su casa, aunque tampoco se les hurtará el placer de degustar alimentos suculentos y dulces navideños. Son aquellos que comerán y cenarán en espacios colectivos y a los que el Servicio Riojano de Salud, la Cocina Económica y el centro penitenciario proveerán de menús especiales que, en cierta manera, les acercarán a su hogar.
Paloma Martínez jefa de cocina del Seris
Una cena entre algodones
La jefa de cocina del Servicio Riojano de Salud (Seris), Paloma Martínez, explica que en estas fechas, al igual que durante todo el año, se cocina con antelación porque las viandas, que son refrigeradas, se calientan de manera individual en el momento de servir a los pacientes.
El equipo de la cocina de la sanidad logroñesa elabora diariamente alrededor de 500 menús porque, además del hospital San Pedro, dispensan también las ingestas al Hospital de La Rioja y al centro asistencial de Albelda, de los que más de 400 son para enfermos sin necesidades especiales, y en un número variable, que suele rondar los 120, se trata de dietas especiales, adaptadas a las distintas patologías.
¿Y qué van a tener de particular las comidas navideños? Pues, explica Paloma, se ofrecerán menús especiales, preparados con algunos platos típicos de esta tierra, como cardo a la crema, langostinos, crema de marisco o champiñón, bacalao a la riojana y cordero. Los dulces típicos de esta época tampoco van a estar ausentes de la alimentación hospitalaria y en cada bandeja se dispensa «un surtido navideño», que se ofrecen sin azúcar para los enfermos que no pueden tomar dulce.
«Se entregan a todos los pacientes porque partimos de la base de que el enfermo que no puede comer está acompañado por personas a las que les gustan los dulces», apunta la jefa de Cocina del Seris.
Las uvas. De igual manera, las uvas también se distribuyen en raciones individuales a todos los enfermos con el mismo criterio, con el objetivo de que sean la mejor manera de comenzar el año para pacientes o, en su caso, de sus acompañantes.
Martínez constata que se trata de platos más elaborados y resalta la cierta complicación que supone la variación de dietas, porque «tienes que tener en cuenta que los menús deben ser diferentes a los que se sirven el día anterior y posterior».
El rosco de Reyes no faltará tampoco el 6 de enero, señala la responsable de la cocina del Seris, que afirma que su intención es dar de comer a los enfermos «como si estuvieran en su casa», sirviendo menús sencillos, pero siempre compensados y variados.
El amplio equipo del Seris -a las 17 personas que trabajan en cocina, hay que añadir personal de almacén, a quienes la distribuyen en las bandejas o limpian la vajilla-, alimentará también en Navidad, como el resto del año, a los pacientes de hemodiálisis del servicio de neurología, el Banco de Sangre o el hospital de día oncológico, «que tienen que seguir funcionado, pese a que sea fiesta», resalta María José Martínez. subdirectora de Hostelería del Servicio Riojano de Salud.
Javier Porres gerente de Cocina Económica
No estarás solo en Navidad
«Como cualquier familia», indica el director gerente de Cocina Económica de Logroño, Javier Porres, a sus usuarios se les ofrecen estos días alimentos típicos de la Navidad y menús ciertamente suculentos. Así, la cena de Nochebuena, que se elabora en colaboración con miembros de la sociedad gastronómica La Becada se inicia con consomé de pescado, entrantes compuestos de langostinos, paté, bogavante relleno de txaca-changurro, huevos rellenos de mejillones y espárragos, el bacalao a la riojana seré el plato principal y se servirán dulces navideños y tartas caseras como postre.
En Navidad, la comida es similar, pero se enriquece con croquetas y el bacalao se sustituye por cordero;mientras que en Nochevieja, los alrededor de 110 comensales podrán degustar langostinos en tempura, tigres, ensaladilla o croquetas de queso azul, y el bacalao vuelve a ser el plato central, que se completa con uvas. El año también se inicia con un menú muy apetecible, al que se suman croquetas de hongos y muslitos de mar, mientras el día de Reyes, en el que no falta el roscón, y la comida principal serán carrileras, llega precedida de una noche en la que se han repartido regalos entre los usuarios de Cocina Económica.
«Hay mucho ambiente, la gente viene a tocar la guitarra, se cantan villancicos, la junta directiva acude en Nochebuena, es muy chulo», relata Porres, que indica que los usuarios han participado en la decoración del comedor.«Se hace lo que haríamos nosotros en nuestra casa, porque es la casa de los que estamos aquí», afirma.
para familias. Aparte de para los comensales de la Cocina, los cinco cocineros, apoyados por la Hijas de la Caridad, elaboran entre 80 y 90 menús para familias que van a disfrutar de los mismos alimentos, «incluso se les añaden más dulces para los niños», pero en sus casas porque los menores no pueden acceder al comedor del centro. Con todo ello, calcula que se elaborará cada día unas 200 raciones de comida y cena. Además, recuerda que se proporcionan los ingredientes a los usuarios del centro del alojamiento alternativo de la calle San Gil, aunque son ellos quienes preparan sus platos. El gerente de Cocina informa de que los usuarios actuales muestran un perfil muy variado, con personas de todas las edades, la mayoría españoles y «bastantes mujeres, que antes no había», varias de ellas embarazadas. «La gente que viene es muy agradecida», señala el gerente de la Cocina, que cuenta con 160 voluntarios.
Lorena Castro jefa de Cocina de la prisión
Sueños de libertad
El menú especial tampoco está ausente de los menús para los internos del centro penitenciario en los día clave de las fiestas navideñas. La responsable de la cocina, Lorena Castro, informa de que en Nochebuena se servirán entrantes de calamares a la romana, croquetas de jamón, espárragos y mejillones tigre;de plato principal se preparará rape al horno con salsa de piquillo y ensalada y la piña y el melocotón en almíbar, junto a los dulces navideños, que acompañan todas las comidas en las fechas festivas, se tomarán el postre. En Navidad, al igual que en Año Nuevo y en Reyes, los internos disfrutarán en el desayuno de chocolate con churros, mientras que la comida del 25 de diciembre estará compuesta por sopa de marisco, lomo asado con miel y mostaza y tarta San Marcos. En Nochevieja, los internos podrán disfrutar de crema de marisco y cordero asado al estilo segoviano, y tarrina de helado. Las 12 uvas prologarán un año nuevo, en el que el primer día tomarán arroz con setas y langostinos, secreto al romero con patatas panadera y melocotón y piña en almíbar.
«Se hacen menús especiales para que noten la diferencia respecto a un día normal», señala Castro, que servirá a la hora de comer el 6 de enero langostinos con mayonesa y patatas a lo pobre, jarrrete de cordero asado con verduras al horno, y el roscón de Reyes.
En el día a día se sirven menús «saludables y equilibrados», con legumbre, pasta, verdura, pescado o carne, como en todos los hogares, que elabora junto a once internos para alrededor de 340 personas, en un número que va variando. Indica que, como en todos los centros en los que se sirve comida para un gran número de personas, están sujetos a estrictas normas de control, higiene y seguridad alimentaria y, de la mima, manera, deben preparar menús especiales para personas con alergias o necesidades especiales, a los que se les sirven dietas adaptadas.
«Si hay un alérgico al pescado no comerá rapé en Nochebuena, sino chuletas de pavo al ajillo, y para un diabético, se le consigue un surtido navideño específico», cuenta la responsable de alimentar a los internos del centro penitenciario riojano, que prepara menús específicos para la población musulmana alejados de cualquier ingrediente proveniente del cerdo.
Lorena Castro relata que los presos agradecen el trabajo de la cocina, y cuenta que a los internos que colaboran con ella, además de recibir cursos de manipulación de alimentos, les forma en aspectos de seguridad alimentaria y cocina. «Es un trabajo y un taller de aprendizaje», explica la jefa de la cocina de la prisión, que destaca que supone un aval para encaminarse a la reinserción una vez en libertad.