"Hemos pasado de vivir en un sitio de 40 m2 a otro de 250"

David Hernando Rioja
-

Felipe Turiel cuenta como han vivido el cambio a la nueva estación y sus funciones

El gerente de la estación de autobuses, Felipe Turiel - Foto: Óscar Solorzano

Once años al frente de la estación de autobuses de Logroño. Este es el caso de Felipe Turiel, quien entró al cargo en enero de 2013. Cuenta que en el 2012 terminó el contrato con la empresa adjudicataria y ese año salió una nueva licitación. «Me entrevisté con José Ignacio Jiménez, que es el presidente del Consejo de Administración, y desde entonces aquí estoy en el cargo», indica.

Sus labores como gerente están relacionadas con todo aquello que «conlleva estar de jefe en una empresa». Algunas de sus funciones son controlar los gastos, los ingresos, reducir los gastos para  que haya beneficios, controlar y estar atento de mirar los mantenimientos o contratar al personal que hay. 

El nivel de estrés de su trabajo ha cambiado desde que se construyó y abrió al público la nueva estación. Asegura que en la vieja estación de autobuses no se estresaba porque «estaba todo controlado y dominado» pero «en la nueva estás pendiente de los mantenimientos, de hacer las mejoras porque la hemos cogido deprisa y corriendo, de estar atento a los controles de los autobuses y mirar que funcione todo bien», apunta.

Relata el cambio que ha supuesto estar en una estación como esta. «Hemos pasado de vivir en un apartamento de 40 metros cuadrados a otro de 250 metros cuadrados. Ha habido muchas idas y venidas, controlando y asesorando a la gente para que se ubiquen», señala.

Reconoce que a él le costó «un poco» adaptarse porque «quieres extrapolar de lo viejo a lo nuevo y eso no puede ser porque es totalmente diferente». «Uno pasa de ver cómo estaban los autobuses antes en las dársenas a como están ahora, y hubo que mirar al principio donde iba cada autobús mientras que en la vieja  sabías donde se ponían», detalla.

Aunque el cambio más grande ha sido para el usuario. «No tiene nada que ver una estación con otra porque los andenes eran pequeños y ahora tienes un vestíbulo en el que hay más gente que en la anterior», destaca.

Otro aspecto que ha mejorado respecto a la vieja estación es la afluencia de viajeros. En 2023 hubo millón y medio de usuarios y «comparado con la otra estación, habremos subido entre un 12 y un 15% la cantidad de viajeros».

Cuenta que ahora en verano sube la cantidad de autobuses porque ponen refuerzos. «Los fines de semana son importantes porque hay mucho refuerzo a Madrid y Bilbao, y ahora que estamos en fiestas de San Fermín hay muchas salidas y llegadas», apunta. También indica que aumentan los autobuses a Donosti, ya que «se pasa dos diarios a cuatro».

Turiel subraya lo bien comunicada que está la estación de autobuses de Logroño, sobre todo con el norte de España. Reconoce que con la zona sur no lo está tanto pero «puedes ir hasta Madrid y de ahí ya te diriges a donde quieras».

Enumera algunos de los destinos que más autobuses disponen. A Vitoria hay 8 autobuses, a Madrid hay 16, a Barcelona hay 5 o 6, y a Zaragoza tienes 6 o 7. Además, ahora han vuelto a poner la línea  Vigo-Pontevedra.

En estos años Turiel ha vivido anécdotas curiosas. Recuerda que una de ellas relaciona La Rioja Alavesa con Galicia. «En la estación vieja, un señor me preguntó donde estaba el mar, que venía a La Guardia. El problema fue que confundió La Guardia de Álava con la de Galicia, explica.

«No tenía más dinero y finalmente le cogimos un billete para ir a Galicia a las 4 de la mañana», concluye Turiel.