"Conocí el órgano por Piratas del Caribe"

David Hernando Rioja
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La catedral de La Redonda cuenta con tres jóvenes organistas de 17, 25 y 29 años que ensayan y amenizan las tardes de riojanos y turistas

Los organistas Álvaro Sarabia y Santiago Barbosa tocando el órgano de La Redonda - Foto: Ingrid

La juventud riojana se está acercando a los órganos de las diferentes iglesias de la región. El claro ejemplo de esto son tres organistas, Santiago Barbosa Rodera, Álvaro Sarabia San Juan y  Francisco Javier Montoya.

Santiago Barbosa es un joven seminarista de 17 años natural de Fuenmayor que tiene una habilidad especial. Puede tocar el órgano de oído, si haber acudido a clases de ningún tipo anteriormente.

«Toco mucho de oído aunque también puedo tocar con una partitura delante. Pero lo que me da el oído para mi no tiene comparación», asegura. Explica que siente como una especie de intuición con la que sabe como hacer que suene bien. «De tantas horas practicando delante de este órgano, ya sabes por donde tirar», afirma. 

Cuenta que su historia con el órgano empezó cuando entró al seminario, donde había un órgano prácticamente igual de grande que el de la catedral de La Redonda y me encantaba. «Era el momento en el que yo me despejaba y me sentía bien», rememora.

Este joven organista explica que el órgano es parecido a un piano pero «tiene muchas más posibilidades». «Antes tocaba un poco el piano pero luego descubrí este instrumento y vi que era mucho mejor porque cada tirador es un sonido», asegura.

Barbosa ve su futuro cerca de este instrumento, ya que le gustaría trabajar fabricándolos y arreglándolos. «Si pudiera hacer la carrera de organista sería maravilloso. Tengo la opción de ir a Pamplona o Burgos porque en La Rioja no tenemos nada. Me gustaría que hubiera aquí, sería una pasada y me encantaría», concluye. 

Película. La historia del organista Álvaro Sarabia San Juan, de 25 años, tiene un inicio de película. Empezó a conocer el órgano cuando tenía 10 o 12 años gracias a la película de Piratas del Caribe. «En la segunda película sale un barco fantasmagórico, con todas las alegorías relacionadas con el mas allá, y aparece el villano, en este caso, David Jones, tocando el órgano en su camarote, cuando de normal suele haber un piano o algo por el estilo», explica.

El órgano, subraya, es una herramienta que eleva el alma. La creencia en la fe, asegura, tienen unos significados, así que el órgano es «la lleva inglesa que afloja un poco más la tuerca de la espiritualidad hacia la fe y permite entrar en contacto con la liturgia y la espiritualidad de cada persona».

Este joven tiene experiencia tocando el órgano. Cuenta que desde años tiene una copia de la llave de su parroquia en Oyón donde ensayaba todos los días. «Ahora toco los órganos de Laguardia, El Ciego y los pueblos de Rioja Alavesa que no tienen organista», destaca.

Remarca que hay órganos restaurados que están muy bien pero «no hay organistas fijos que tengan el compromiso de tocar en las liturgias. Por eso, si que he echado horas y para mí, cinco horas en el órgano se me pasaban como hora y media», asegura.

Otro organista joven es Francisco Javier Montoya, de 29 años. Cuenta que estudió 12 años la disciplina del piano, y los últimos casi cuatro años, los compaginó con los estudios del órgano. Explica que el órgano es una afición para él porque «no me da la vida como para dedicarme a ello porque para hacerlo tienes que dedicarte al 100%. Es una profesión muy esclava y en mi caso no es viable».

Agradece que en los últimos años se haya promovido bastante el tema del órgano porque «hubo un tiempo que entró en una decadencia absoluta». «No había gente, los instrumentos empezaron a caer en desuso y los órganos se deterioraban», lamenta.

«Pero es verdad que en la actualidad hay bastante impulso, no solo a nivel de La Rioja sino también de España. Aunque hay que tener gente que los toque», apunta.