La Academia de la Lengua, en una operación de márketing perfectamente diseñada, aprovecha los últimos días del año para dar a conocer qué nuevos términos incluirá el diccionario que sacará a la venta al año siguiente. La recopilación suele tener un buen recorrido mediático, pues entre ellas figuran tanto palabras de uso común que hasta no estaban reconocidas como neologismos incluidos de forma un tanto apresurada en el lenguaje coloquial por mor de la actualidad. Cabe siempre una duda, sin embargo, ¿qué hace que los académicos estudien y valoren la incorporación de una nueva entrada?
En muchas ocasiones es el empuje y la insistencia de ciudadanos anónimos el que consigue que la Real Academia de la Lengua valide un nuevo término. Si el diccionario de 2025 recoge ya la palabra barista en su primera acepción como persona experta en la preparación y presentación del café u otras bebidas elaboradas con él. y como persona que tiene o atiende un bar o una cafetería en su segunda ha sido gracias al empeño de un logroñés, Óscar Solorzano, que desde 2018 lleva escribiendo mensajes de correo electrónico a la RAE solicitando el reconocimiento para esa palabra.
Todo comenzó por casualidad. «Yo entonces tenía un bar y iba a participar en un campeonato de baristas. Un amigo me preguntó que qué era eso y les respondí: 'míralo en el diccionario'. La sorpresa vino cuando me dijo que no aparecía», relata. Solorzano no es de los que se asusta ante las dificultades y consciente de que lo que no tiene nombre no existe, comenzó su cruzada para cambiar esta realidad.
La tan amable como improductiva respuesta de la academia a ese primer correo no hizo sino estimularle para continuar con esta batalla. Así el segundo mensaje lo remitió directamente en junio de 2019 al departamento de Lexicografía y de forma paralela comenzó también una campaña en redes sociales para impulsar su propuesta. La respuesta a esa comunicación fue, además, positiva, pues en ella le indicaban que la propuesta «será estudiada y valorada para su posible inclusión en la vigésima cuarta edición».
Esa esperanza se esfumó, sin embargo, apenas cuatro meses después. En noviembre de ese mismo año, la Unidad Interactiva del Diccionario de la RAE le indicó que la palabra 'barista' no se había incorporada en esa ocasión «aunque nos complace comunicarle que ya está siendo estudiada y valorada para su posible inclusión en una próxima edición».
Cinco años más tarde y después de varias comunicaciones electrónicas, cada vez en un tono más agrio, todo hay que decirlo, la RAE anunció la pasada semana el reconocimiento de ese término. El carácter humilde de Óscar Solorzano le impide reconocerse como la persona que logró incluir la palabra 'barista' en el diccionario, pero lo que nadie podrá discutir es que, como mínimo, fue uno de los que pelearon con más ahínco para conseguirlo.
Por las vicisitudes de la vida, Solorzano ha abandonado la hostelería, ahora es fotógrafo de este periódico y presidente de la Asociación de Informadores Gráficos de La Rioja. Sin embargo no puede disimular su satisfacción por ese objetivo cumplido que demuestra la pasión por un oficio, el del especialista en café, al que le sigue demostrando la misma dedicación que al correcto uso de las palabras.