El ejercicio de proyección económica que supone la elaboración de cualquier presupuesto en una administración pública obliga en primer término a cuadrar ingresos y gastos y para ello las administraciones usan diferentes fórmulas, alguna más imaginativa que otras. Para el del año que está a punto de comenzar, el Ayuntamiento de Logroño ha previsto engrosar las arcas locales con 20,2 millones de euros provenientes de la venta de varios inmuebles y parcelas de titularidad municipal, una cantidad que el interventor no ve realista. De hecho, tira de ironía y parafraseando al escritor inglés Mark Twain y a su respuestas a las noticias que se referían a su muerte indica que esas previsiones «resultan un tanto exageradas», tal y como deja por escrito en el informe de fiscalización de las cuentas.
Dos son la razones principales en la que el interventor apuntala esta opinión. La primera, el peso de la historia. «En los últimos 12 años las enajenaciones sólo han superado los 4 millones de euros en los ejercicios 2014 y 2018 quedándose por debajo de los millones de euros en el resto de los ejercicios del periodo», detalla en el documento presentado hace escasos días
El segundo motivo que invita al pesimismo hay que buscarlo en la propia tramitación administrativa porque, tal y como señala, no existen en este momento operaciones de venta de terrenos iniciadas, ni adjudicadas en 2023 que vayan a realizarse en los primeros meses del año 2024. «En cualquier caso, en tanto no se produzca el ingreso derivado de las ventas, no se podrá informar la disponibilidad de los créditos de gastos que se financien con este recurso», advierte el interventor.
afección a los proyectos. La importancia de la previsión de ingresos por venta de suelo radica en que se sustenta en ellos buena parte de las inversiones previstas en las cuentas municipales. Y también ahí se fija el responsable del órgano de fiscalización. «La financiación de inversiones con enajenaciones que alcanza dos de cada tres euros, salvo que se inicien de forma inmediata los procesos retrasará el inicio y ejecución de las mismas y por ende convertiría una herramienta de planificación en un mero catálogo de deseos», concluye.