El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), tras inspeccionar la torre de refrigeración dañada en la planta nuclear ucraniana de Zaporiyia, que está bajo ocupación rusa y con los reactores apagados desde 2022, no ha podido determinar por ahora la causa del incendio ocurrido el pasado domingo.
"El equipo no puede sacar conclusiones definitivas sobre la causa del incendio basándose en los hallazgos y observaciones realizadas hasta la fecha", indica el organismo en un comunicado emitido el martes.
Pese a ello, después de una inspección realizada el lunes, los expertos del equipo del OIEA que se encuentran en Zaporiya estiman poco probable que el incendio se iniciara en la base de la torre de refrigeración, ubicada a unos 1,5 kilómetros de los reactores de la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa.
Los inspectores no encontraron restos de drones ni indicios de escombros alterados, ceniza u hollín en la torre de refrigeración, y tampoco detectaron material radiactivo.
"Lo más probable es que los daños se concentren en el interior de la torre, en el área de distribución de las toberas de agua, a unos diez metros de altura", detalla el OIEA.
El equipo no ha podido acceder a esta área ni a la balsa de agua fría en la base de la torre por motivos de seguridad, por lo que no han podido extraer conclusiones definitivas.
El organismo seguirá adelante con su análisis y revisiones a la espera de obtener acceso a estas zonas para esclarecer la causa del incendio.
Hasta el momento, se han observado daños visibles en el revestimiento interno superior de la torre de refrigeración, cerca del área de distribución de las toberas.
También se ha encontrado plástico quemado y fragmentos de hormigón caído en la balsa de agua fría.
El olor persistente a quemado que percibieron los expertos internacionales se debe probablemente al plástico quemado, ya que no sintieron olor a azufre, señala la nota del OIEA, la agencia nuclear de la ONU.
El incidente aviva nuevamente las tensiones entre Ucrania y Rusia, países en guerra desde que el segundo invadió al primero en 2022 y que se culpan mutuamente de ataques o actos de sabotaje en la planta.
Por razones de seguridad, los reactores fueron apagados en 2022, pero aún requieren ser enfriados de forma constante.
El director general del OIEA, el argentino Rafael Grossi, ha pedido en numerosas ocasiones que se establezca un perímetro de seguridad alrededor de la planta.