Llega el 31 de diciembre, Nochevieja, y muchas de las casas de los riojanos, según va avanzando el día, se van llenando de gente. Primero llegan los que se encargan de la parte más importante y crucial, que es la comida, y después, van llegando el resto de familiares que antes han ido con sus cuadrillas a brindar antes por el 2023 antes del cierre de año.
Aunque esta tradición está cambiando en los últimos años. Muchas personas deciden despedir el año haciendo un viaje con algunos miembros de su familia o con sus amigos, ya sea a otras zonas de España o fuera de ella.
Esta forma de celebrar la Nochevieja no es nueva, pese a que en La Rioja no suele practicarse demasiado, ya que los habitantes de otras comunidades autónomas, sobre todo jóvenes, lo llevan haciendo desde hace tiempo.
Una de estas personas que celebra la Nochevieja fuera es la riojana Myriam García Marrodán, quien se va a Tenerife con algunos miembros de su familia. Cuenta que siempre ha celebrado esta fiesta con la familia en Arnedo pero esto cambió con la Covid-19, en el año 2020. «Ya no nos pudimos juntar toda la familia, entonces decidimos que mi núcleo, que está formado por mis padres, mi marido, mis hijos, mi hermano y mi cuñada, nos fuéramos a pasar ese día a una casita rural en San Vicente de la Sonsierra», recuerda.
Además apunta que siempre ha tenido la sensación de que Nochevieja es una fiesta «menos familiar» y que en otros países la celebran diferente, viajando a otros lugares.
García guarda un buen recuerdo de aquella primera experiencia celebrando la Nochevieja de una manera diferente. «Estábamos muy pocos pero fue diferente y especial porque también nos juntamos a pesar de la Covid-19», destaca.
A partir de ese momento, relata, tomaron la decisión de continuar con esta nueva tradición. En 2021 viajaron a Tenerife, «un viaje que nos gustó incluso más por el calor que hizo», el año pasado fueron a Gran Canaria y este año vuelve a pasar esta fiesta navideña en Tenerife.
«En mi familia se ha instaurado como tradición irnos a Canarias a una isla que vamos cambiando por el tema del calor, además de que estás bañándote y es más especial», remarca.
Por otra parte, García hace balance de lo que supone celebrar esta fiesta de la manera menos tradicional que todo el mundo conoce. Las partes positivas son que «estás de viaje, que es lo que más me gusta del mundo, y que vamos a un destino en el que hace calor». Además, destaca que el hotel donde lo celebran les dan muchas facilidades porque «te dejan todo preparado, desde todo lo relacionado con la cena hasta el propio cotillón que se suele celebrar después».
La idea, indica, es ir a descansar, ya que «a mí me parece una auténtica paliza tener que cocinar para tanta gente, sobre todo para las madres. A mi no me gusta y el día de mañana no lo voy a hacer. Yo encargaré la comida o pondremos cada uno una parte», asegura.
Añade que otro aspecto positivo es vivir la experiencia y desconectar, además de que «es un broche al cierre del año». «Aunque he disfrutado durante el mismo, también he trabajado mucho y es como la guinda de cierre de 2023 e inicio del siguiente. Además, como son pocos días, no me pierdo la sensación de vivir la Navidad en Logroño», señala.
Aunque no todo va a ser bueno, ya que la parte negativa es que no te puedes reunir con toda la familia. «Nosotros solíamos reunirnos unas 20 personas, en cambio ahora somos nueve, mis padres, mis tres hijos, mi marido, mi hermano y mi cuñada», comenta.
Elegantes. Por otro lado, Myriam García relata que celebrar una nochevieja de esta manera es como estar en «una boda de desconocidos» porque «hay todo mesas elegantes y comida de todo tipo». Los huéspedes, detalla, se suelen sentar en una mesa redonda y hay buffet en el que cada uno elige la comida que quiere.
«Lo que hacemos para hacer la experiencia más divertida es repartirnos los roles, es decir, alguien se encarga de los entrantes, otro de los primeros, otro de los segundos y otra persona de los postres. De esta manera nos vamos sirviendo unos a otros y lo intentamos hacer lo más casero posible dentro de la situación que es», indica.
Una vez terminada la cena, las personas asistentes acceden a la sala donde se celebra el cotillón. El hotel te proporciona las uvas y hay un espectáculo.
Además, García subraya que esa noche se visten de gala.