No hay establecimiento más añejo en el Casco Antiguo logroñés (Adrián representa la cuarta generación a cargo del Moderno, resplandeciente pese a haber cumplido 108 años) ni tema más candente que el futuro de un barrio aquejado por la despoblación, la falta de servicios y el deterioro de sus inmuebles. Igual de incandescente es la eclosión, real o no, de las viviendas de uso turístico.
La cita, regada con un vino del año y una gabardina («ésta es mi segunda oficina, el Moderno lo prescribo siempre a todos los turistas», informa) tiene lugar con la presidenta de la Asociación Riojana de Viviendas de Uso Turístico, Susana Díaz Martínez (Logroño,1 971) que se reconoce un tanto 'asediada': «Nos sentimos en el ojo del huracán cuando somos parte de la solución».
El Ayuntamiento prepara un estudio para conocer la realidad del sector y, desde ARVUTUR, se pide al Consistorio «participar de ese estudio». «Somos partidarios de la regulación», adelanta. «Pero entendemos que se ha de regular todo el sector», acota.
Desde su asociación se recuerda que han aumentado el número de licencias «pero también las plazas hoteleras, los bajos comercialescon destino habitacional y los edificios, en bloque, destinados al alquiler». En cualquier caso, confía en que el estudio refleje fehacientemente el número de viviendas destinadas para tal efecto: «Se habla de 1.400 en La Rioja y 600 en Logroño pero no se cuantifican los alojamientos que se han dado de baja». En su opinión, un vistazo aleatorio en cualquier buscador reduce a cuatrocientos los pisos disponibles en Logroño.
Susana Díaz, partidaria de vivir en el centro, recuerda que esta realidad se reproduce en todas las grandes urbes «donde se convive con normalidad porque se entiende que dinamizan la ciudad».
La presidenta de ARVUTUR recuerda que los riojanos que recurren a este alquiler «no se están forrando porque la media de cada piso es de 4 plazas». Estos pequeños propietarios «están al corriente de sus obligaciones y contribuyen a mantener, en buen estado, sus comunidades», agrega consciente de que en el casco abundan los solares sin construir así como edificaciones en mal estado de conservación.
«Nos están criminalizando cuando, en realidad, la falta de viviendas de alquiler convencional es una realidad palpable en cualquier barrio logroñés y en cualquier ciudad del mundo», se despide encaminándose, ahora sí, a su oficina.