La desaparición, en el siglo XIX, de las murallas que delimitaban el perímetro urbano de Logroño permitió abrir paseos y avenidas que dieron empaque a la ciudad. En ese momento empezaron a proliferar chalés de familias acaudaladas, algunos de ellos auténticos palacios urbanos. Es el caso del 'Castillo Dolores', que se ubicaba en lo que hoy es la esquina entre Avenida de La Paz y la calle Alcalde Emilio Francés, que se mantuvo en pie hasta bien entrado el siglo XX.
Su historia se remonta a 1918 cuando su propietaria, Dolores Salas Lasuen, dueña de una parcela llamada Villa Felisa en la antigua carretera de Zaragoza pedía al Ayuntamiento permisos para construir una granja de animales. Antes de autorizarlo, el arquitecto municipal le informó de que al lindar su propiedad con una vía pública debía cumplir una serie de requisitos legales. Finalmente, obtuvo la licencia.
Unos años después, en 1931, esta mujer solicitaba permisos para una reforma en Villa Felisa, para ampliar y reformar la casa que existía en el lugar, siguiendo el diseño de Gonzalo Cadarso. La obra se autorizó y los inspectores municipales se personaron en las obras para comprobar si la nueva vivienda cumplía las medidas higiénicas, la anchura de la escalera o el suficiente número de número de baños.
En la memoria, el arquitecto señalaba que la obra buscaba ampliar la superficie del edificio anterior. La construcción se realizó con ladrillo, yeso, bóvedas y vigas de madera. Una vez concluida la obra, el edificio recibió el nombre de 'Castillo Dolores', en recuerdo de su promotora.
Un año después, el arquitecto Agapito del Valle hizo mejoras en el proyecto, lo que indica que las obras continuaban. Se modificaron sobre todo las estancias interiores y la escalera, que era de caracol y se cambió por otra recta. También varió la distribución en la segunda planta. En este nuevo plano, la casa ya lucía su característica torre circular, rematada por un pináculo, adosada a otra cuadrada. La casa contaba en ese momento con un segundo torreón, con una decoración más relajada, que se ve en los tejados.
En 1935, la casa sufrió la reforma definitiva. Tras la Guerra Civil casi enfrente del chalé se colocó la denominada Cruz de los Caídos. En 1961, una constructora pidió permiso para derribarla y levantar en su lugar 98 viviendas subvencionadas.