El Ayuntamiento de Albelda de Iregua intentará mediar en el conflicto que desde hace tiempo arrastra su barrio de Arriba y que ha generado ya cuatro agresiones a una misma joven de 28 años, incluida una brutal violación ocurrida el pasado 8 de marzo de este mismo año a la que se suma la última paliza el pasado lunes y que provocó a la víctima diferentes cortes en el cuerpo además de moratones y lesiones varias. El Consistorio quiere poner fin a todo ello y la semana que viene intentará citar a las dos partes enfrentadas y por separado.
Nadie confirma que se trata de una guerra de clanes, de dos familias enfrentadas. Tampoco se sabe si se trata de ajustes de cuentas o viejos y enquistados problemas. La única certeza que manejan desde el Ayuntamiento albeldense es que la situación debe parar.
Tal y como confirman a El Día de La Rioja fuentes próximas al propio Ayuntamiento, la idea es citar a ambas partes con absoluta discreción. Conocer el problema, calmar los ánimos y devolver las aguas a un cauce de tranquilidad y convivencia.
Representantes municipales mantuvieron en la mañana de ayer una reunión con la delegada del Gobierno en La Rioja, Beatriz Arráiz, con el objetivo de trazar unas líneas que lleven al cumplimiento de ese objetivo. Mientras tanto, la Guardia Civil incrementa su presencia en la zona, más aún después de que los dos presuntos agresores, el detenido por la violación del 8 de marzo, y el de la paliza del pasado lunes, fueran puestos en libertad con cargos y con la prohibición de acercarse y residir en Albelda. Aún así, la jueza decretó medidas de protección personal para la joven de 28 años agredida ya por cuarta vez en los últimos tiempos.
De hecho, la incertidumbre crece en la localidad del bajo Iregua al no tener la certeza de quién fue el responsable de la violación una vez que la jueza validara la cortada del detenido residente en la localidad vasca de Basauri a mediados de abril. De hecho no se cierra ninguna investigación en Albelda. Ni la de la agresión física y sexual, ni la iniciada el pasado lunes relativa a la última y brutal paliza. Lo que sí tienen claro los investigadores, y así lo atestiguan fuentes próximas a la propia investigación, «es que todos los implicados mienten».
Y lo que también tiene claro el municipio, «es que nadie quiere un polvorín» tras los últimos sucesos. Tal y como señalaban el pasado martes en la propia localidad, en el barrio de Arriba residen entorno a 1.500 personas y «son 25 los que siempre dan problemas». Sí viven en la zona alta dos familias, unos portugueses y otros españoles, éstos últimos, allegados del vecino de Basauri puesto en libertad a mediodía del martes tras permanecer en prisión desde abril acusado de agredir física y sexualmente a la joven. Son las dos familias a las que intentará citar, por separado, el Consistorio, y entre las que intentará mediar.
Dicho esto, insisten las mismas fuentes en desconocer el origen de los sucesos y, de nuevo, nadie se aventura a calificarlo como guerra de clanes, ajuste de cuentas o enquistados problemas. Lo único que expresan desde el Consistorio es el ánimo por devolver la paz.
Indignación y malestar de la familia
La jueza que instruye la denuncia por la agresión física y sexual ocurrida el 8 de marzo basó su decisión en la coartada manifestada por el acusado quien señaló con quién se había encontrado en el mismo horario en que sucedían los desagradables hechos. Una decisión que, evidentemente, no comparte la familia de la joven de 28 años. Malestar e indignación de la que s ehicieron eco durante la misma tarde del martes, tras conocer el auto por el que podía salir de prisión con cargos.