El INE (Instituto Nacional de Estadística) ofreció ayer datos definitivos del censo de población a 1 de enero de 2023 -hace unas semanas informó de los provisionales hasta el 31 de octubre de este año-, que señalan que la población riojana alcanzaba 322.282 habitantes, mostrando un crecimiento, 2.665 más que un año antes y 2.838 más que hace dos. Desmenuzando la información que ofrece el instituto estadístico, la mitad de la población se ubica, como ya es tradicional, en la capital, 150.206, aunque se mantiene la pujanza de los municipios del cinturón de Logroño, particularmente Villamediana, localidad que experimenta el mayor aumento porcentual de empadronados en los dos últimos ejercicios, al rozar los 9.000 - 8.998-, tras un ascenso desde los 8.758 del año pasado y los 8.595 de hace dos. Este aumento es general en el resto del área urbana de Logroño, aunque en menor proporción, tal es el caso de Lardero, que asciende de 11.167 de 2022 a los 11.371 a 1 de enero.
Situaciones similares se producen en municipios del cinturón de la capital, como Agoncilllo - de 1.157 ha crecido a 1.231-;Albelda, de 3.646 a 3.739; Alberite, que suma 2.627 frente a los 2.577 de un año antes;Fuenmayor, Nalda, Navarrete, Murillo, Ribafrecha o Entrena también confirman ligeros incrementos. La excepción la presenta Cenicero, que ha perdido 17 habitantes en dos años, hasta los 2.076.
También ratifican sus buenos resultados las cabeceras de comarca de Rioja Baja -a excepción de Cervera-, que retienen y aumentan población gracias a la industria de diversos ámbitos -agroalimentario o de calzado- repartida por el territorio. Alfaro, que tiene 9.821 vecinos, ha sumado unos 200 en dos años;el crecimiento de Calahorra ha sido proporcionalmente similar, al pasar de los 24.579 de 2019 a los 25.025 de este año; mientras que Arnedo ha aumentado su población en cerca de 300 habitantes en dos años -de 14.880 a 15.157-. Por contra, algunos de los grandes municipios de Rioja oriental han perdido población, como es el caso de Aldeanueva o Pradejón, frente a Rincón o Quel que aguantan con cierta solvencia.
Por lo que se refiere a las cabeceras de Rioja Alta, las tres aguantan población, mejor en Haro, que gana 145 habitantes en dos años, hasta los 11.750;Santo Domingo resiste y suma un total de 67, desde 2021 hasta 6.280, mientras Nájera se queda como estaba, 8.050. Mención aparte merece Logroño que, a pesar de que ha sumado habitantes respecto al pasado año, en concreto 627, hasta los 150.206, sigue sin recuperar los 150.596 de 2021 y su crecimiento ha sido inferior, porcentualmente, al experimentado en el conjunto de la comunidad. Es una circunstancia que también se produce en otras capitales y grandes ciudades, como Badajoz, Cuenca, Palencia, Gijón, Pontevedra o Bilbao, severamente afectadas por el envejecimiento de la población y el invierno demográfico.
El mundo rural. Solo 3.445 personas viven en los 64 municipios que tienen menos de 100 habitantes; mientras 16.883 se concentran en los 70 pueblos que alcanzan los 500 vecinos; y 7.072 residen en los que no superan el millar. Esto es, menos del 9% de la población se reparte en 154 de los 174 municipios riojanos, lo que viene a demostrar que la desertización de La Rioja rural es un hecho imparable.
No obstante, los efectos de la pandemia se dejan notar aún en los núcleos de menor dimensión, que han sumado habitantes en los dos últimos años, al pasar de los 3.197 en 2021 a los 3.445 actuales;en los que llegan a los 500 habitantes, la cifra es prácticamente igual -16.813 frente a 16.889 de hace dos años-.