Si la llegada de ciudadanos inmigrantes se ha convertido en una pieza fundamental del puzle demográfico riojano y logra mantener un crecimiento sostenido de la población, que alcanza ya los 326.000 habitantes, son también las madres de origen extranjero las que aguantan la natalidad. En un año, 2023, de nuevo pésimo, las mujeres foráneas, con 13,5 bebés por cada mil habitantes,hasta alumbrar un total de 616, compensaron la deficitaria tasa de natalidad de las nacionales, que no llegaron a cinco, para sumar 1.350 nacimientos.
Aún así no fue suficiente para que La Rioja escapara de convertirse en la comunidad autónoma donde se produjo mayor caída de la natalidad, con una variación anual del -8,76, multiplicando casi por cuatro el retroceso medio nacional, que fue del 2,61, en un ejercicio en el que el número de nacimientos no creció en ninguna región.
De manera global, fueron 1.999 niños los que nacieron el año pasado en La Rioja, la cifra más baja desde que hay datos -fueron 2.732 en 2020-, y por primera vez inferior a 2.000, al contabilizarse 192 menos que en 2022, en un año en el que España anotó, igualmente, los números más escasos. El descenso riojano hay que atribuírselo tanto a las madres extranjeras, que alumbraron 68 niños menos;como a las nacionales, que trajeron al mundo 124 bebés menos, y muestran en ambos casos los números más bajos desde 2009.
Por lo que respecta a la nacionalidad, al margen de las españolas, la mayoría de las madres fueron marroquíes -218- y colombianas, 88;por franjas de edad, en el caso de las nacionales, la mayoría tenían entre 35 y 39 años;mientras que son algo más jóvenes, de 30 a 34 entre las extranjeras. Hubo nueve que tenía entre 15 y 19 años.
Estos datos, que se recogen en los Indicadores Demográficos Básicos que ayer hizo públicos el INE, confirman la tendencia que se viene observando desde hace varios años y que amenaza el tejido productivo, tanto español como riojano, un ritmo que se ve agudizado en esta comunidad donde la natalidad de las madres extranjeras desciende cerca de un 10% frente al aumento nacional, del 3,14.
Con ello, el índice de fecundidad -número de hijos por cada 1.000 mujeres- se sitúa en el 1,13 -la cifra nacional es de 1,12-, en un país donde hay cuatro comunidades que no llegan a uno. Este índice se encuentra muy alejado del 2,1 hijos por mujer que se considera necesario para mantener el reemplazo generacional de la población a largo plazo.
Durante 2023 se registraron 320.656 nacimientos en España lo que supuso un descenso del 2,6%.
Defunciones. En el otro extremo, la estadística muestra una disminución en la cifra de defunciones y fallecieron en La Rioja 3.236 personas, la cifra más baja desde 2020 y 228 menos que el año anterior.
Fueron 1.660 varones y 1.576 mujeres, de los que 3.149 eran españoles y 87 extranjeros, estadística que responde al mayor envejecimiento de la población nacional. Fallecieron cuatro menores de un año, con el menor porcentaje del país, junto a Navarra. La tasa global de mortalidad -fallecidos por cada 1.000 habitantes- es de 10,1, la octava más alta de España, que sitúa la media en 8,96. De esta manera, el crecimiento vegetativo -nacimientos menos defunciones- fue negativo en 1.237 personas, un retroceso que equilibró la llegada de ciudadanos de otros países.
Esperanza de vida. Y la nota positiva la pone el aumento de la esperanza de vida que, según la estadística del INE, ha crecido un año, superando los 84 año por primera vez en la historia, hasta los 84,17, rebasando, además, los datos prepandemia.
En el caso de las mujeres, se rozan los 87 años, casi un año más que en 2022, mientras que los hombres tienen una esperanza de vida la nacer de 81,44, también cerca de un año más. Es la sexta más elevada de un país, donde la media se sitúa en 83,8.