Educar a padres y madres con charlas educativas es el objetivo de Viaje a la convivencia, que forma parte del Proyecto de Innovación Educativa (PIE) impulsado por el SIES Villamediana de Iregua - IES Comercio. Juan Latasa Lerga es su coordinador, así como profesor de Servicios a la Comunidad en este instituto. Hoy tendrá lugar la segunda de estas sesiones desde las 13,15 hasta las 14,05 horas también en este centro.
La charla de hoy se centrará en la educación sobre la violencia adolescente, ¿Qué puntos concretos se tocarán durante la sesión?
Hablaremos sobre los tipos más frecuentes de violencia a esta edad y cómo prevenir conductas violentas para, una vez detectadas, identificar a qué se deben.
También estará la Policía Local de Villamediana, con el objetivo de fomentar la confianza entre cuerpos de seguridad y la ciudadanía, así como informar sobre las denuncias como herramienta a disposición de las familias para prevenir la violencia.
En la mayoría de los casos las familias no se atreven a denunciar por remordimiento, o sentimiento de fracaso como padres, pero la realidad es que realizar una denuncia a tiempo puede actuar como un instrumento de prevención y reinserción social.
¿Qué hace que esta sea una etapa de la vida propensa a la violencia?
Principalmente la búsqueda de una recompensa inmediata, y esto se consigue con la dopamina que el propio cerebro del adolescente produce al realizar el acto violento.
Además, la violencia es una conducta aprendida y muchas veces la ocasionan causas que suceden en el entorno del adolescente. Es más fácil que un menor tenga una conducta agresiva si en su casa le están maltratando.
¿Qué repercusión tiene en el entorno escolar?
El modo de contestar a los profesores, reacciones violentas, la forma de jugar, por ejemplo, al fútbol. Hemos llegado a prohibir jugar a fútbol, y no por el deporte en sí, si no por la manera violenta en la que se jugaba. Es importante poner una serie de restricciones.
¿Cuáles son las formas de violencia más comunes entre adolescentes?
Principalmente tres. Por un lado, la violencia filio-parental, que se asocia a normas laxas y estilos de educación permisivos que generan lo que se conoce como el "Síndrome del emperador" o "Síndrome del tirano", un perfil narcisista que tiende a ningunear a la voz más adulta.
Por otro lado, la violencia por adicciones, con o sin sustancia. El segundo tipo incluye todo lo referente a adicción a videojuegos, pantallas, o tecnologías de la información. Un ejemplo de ello es el consumo de pornografía. A los 11 años el 50% de adolescentes ya ha visto pornografía y, a los 13 años, el 90%. Además, las principales búsquedas entre los adolescentes son «abuso sexual real», «porno venganza», «sumisión» y «hentai».
La falta de vínculos afectivos y la soledad en el entorno familiar también tiene una gran influencia.
¿Cómo podemos abordar un caso de violencia adolescente?
Si no es posible prevenir la violencia, es crucial pedir ayuda y recurrir, a poder ser, a un profesional. Desarrollar habilidades de comunicación entre padres e hijos también es clave, así como dar afecto, establecer límites a los menores, y sensibilizar y concienciar sobre este problema con campañas, espacios de reflexión, o grupos de ayuda.