Que dios salve al juez

R.M.
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La abadesa de las Clarisas de Belorado denuncia al arzobispo de Burgos en Logroño al no hallar de camino cuarteles. Una trama inmobiliaria que implica a monjas herejes, una secta a la que rinden devoción e incluso a la Santa Sede

Que dios salve al juez - Foto: Alberto Rodrigo

No supone novedad alguna que numerosos cuarteles de la Guardia Civil se mantienen bajo una evidente escasez de agentes. La exabadesa del convento de las Clarisas lo ha sufrido en carne propia en su objetivo de denunciar al arzobispo de Burgos, Mario Iceta. Sor Isabel, acompañada por dos de sus hermanas herejes, salió de Belorado a la búsqueda de un acuartelamiento en el que materializar la presunta comisión de abuso de poder y de usurpación de la representación legal que, tal y como señaló José Ceacero, portavoz de las exclarisas y miembro de la Pía Unión Sancti Pauli Apostoli, le corresponde a la madre abadesa, sor Isabel, y no al arzobispo de Burgos, en su opinión.

El peregrinaje de la exabadesa madre no estuvo exento de sorpresa y desesperación al descrubir que los acuartelamientos de la Benemérita ya no son lo que eran  y algunos, los situados entre Belorado y Logroño, no recogían denuncias. No cesó en su empeño sorIsabel que convencida de la imposición de denuncia llegó hasta la capital riojana. En Logroño topó con la Jefatura Superior de Policía Nacional, donde sí atendieron su reclama y recepcionaron su demanda.

Así, desde las instalaciones policiales de Logroño, se trasladaron los supuestos delitos hasta la Policía Nacional de Burgos.

Como fondo del asunto, sigue viva la propiedad de los conventos de Santa Clara, de Belorado y de Orduña, y el asunto implica incluso a la Santa Sede, desde donde delegaron decisiones al respecto en el arzobispo de Burgos, ahora denunciado.

La calificada como secta, la que ahora veneran las herejes hermanas, asume la titularidad de los dos conventos de Santa Clara, pero la Iglesia, a la que hasta hace poco pertenecían la exclarisas, reclama lo propio. 

«Las religiosas tienen los títulos de propiedad sobre el monasterio al cien por cien», insisten unos en contra de las explicaciones dadas en el día de ayer por Iceta, el denunciado, que aseguraba que una vez fuera de la Iglesia esos bienes, que son católicos, pasan a la federación de Hermanas Clarisas. 

Los estatutos así lo disponen y como ejemplo valga recordar la compra del convento de Guernica por parte del Gobierno vasco. Los réditos económicos quedan en las Clarisas distribuidos en función del destino de sus últimas moradoras, seis de ellas instaladas y acomodadas en Santa Clara de la localidad riojabajeña. Así lo atestiguó sor Valvanera, abadesa en Arnedo. Ahora bien, estas mantienen su fidelidad. 

Una trama de cine. Así las cosas, y tras el peregrinaje de sor Isabel hasta la capital riojana, los tribunales de Justicia deberán pronunciarse al respecto. Un asunto con todos los ingredientes para trazar en un serial de enredo alrededor de un lío inmobiliario, unas monjas que renuncian a la Iglesia, una secta liderada por un excomulgado y en la que encuentran acomodo las herejes religiosas, el arzobispado de Burgos e incluso la Santa Sade de Roma con un Papa que no escatima palabros. Como se suele decir, que Dios salve al juez.