A priori era un domingo ilusionante. Rioverde Clavijo estrenaba entrenador, Ricardo Uriz, esperando poner fin de una vez por todas a la mala racha de resultados que le lastran en la tabla clasificatoria. Y sin embargo, la ilusión duro quince diez minutos, el tiempo que los jugadores blanquiazules fueron capaces de plantar cara a la Cultural Leonesa, un tren que pasó por encima de los locales en muchos aspectos, sobre todo en intensidad, y que le hacen tocar fondo.
FICHA TÉCNICA:
RIOVERDE CLAVIJO. Alberto Moreno (16), Vit Hrabar (6), De Pablo, Hugo Arbosa (3) y Vladi Orlov (11) -quinteto inicial-, Savkov (3), Querejeta (4), Faye (13), Ayesa (3) y Kevin Torres (11).
Ricardo Uriz siguió su primer partido desde la grada. - Foto: Óscar Solorzano.CULTURAL LEONESA. Okafor (7), Isern (12), Vazquez (11), Stain (13) y Ochi (10) -quinteto inicial-, Nongo (6), Fabrega (9), Bulto (12), Kellier (7) y Llamas (7).
PARCIALES. 21-27, 35-59 (descanso), 54-80 y 70-94.
ÁRBITRO. Pol Guadalajara y Alejandro Climent.
INCIDENCIAS. Partido sin incidencias correspondiente a la undécima jornada de Segunda FEB, disputado en el Palacio de los Deportes con cerca de medio millar de espectadores en las gradas.
Ha sido Aitor Fantova quien se ha sentado de inicio como primer entrenador por problemas con la ficha de Uirz, que ha seguido el partido desde primera línea. Ha comenzado con ritmo endiablado. La Cultural Leonesa ha apostado por la intensidad desde el primer minuto y Rioverde Clavijo ha comprado el envite. Mal. Mucha acción, ritmo y alternancias en el marcador en un duelo entre iguales. Sin embargo, ha sido el bloque leonés quien se ha marchadopor delante cuando terminó el primer parcial, con dos triples consecutivos, el último con sabor mandarina, para conseguir la máxima renta (21-27) en estos primeros diez minutos.
Ha aprovechado las circunstancias la Cultural. Ese triple, aunque nadie de los presentes lo podía suponer, ha sido el detonante para romper un partido que ya no iba a ser. La inercia de los visitantes les ha lanzado en el marcador, que han empezado a coger confianza en el tiro, mientras que la eficacia local bajaba en picado. Hasta cinco triples fallados, de todas las formas y posiciones, han desconectado por completo a Rioverde Clavijo del parqué, que en un cuarto de hora de juego ya estaba coqueteando con la derrota.
Para ver la diferencia tan solo había que echar una mirada a los banquillos. Los jugadores de la Cultural Leonesa eran cinco en pista aunque valían por dos. Quienes descansaban en las banquetas del Palacio alentaban a sus compañeros constantemente, les inyectaban energía y fuerza para defender cada jugada, celebraban cada canasta y disfrutaban con el buen partido que estaban firmado. Unos metros a su izquierda, separados por la mesa arbitral, estaban los jugadores blanquiazules aletargados, cabizbajos, incapaces de encontrar respuesta a lo que estaba pasando en pista. La distancia entre locales y visitantes se ha ido hasta los 25 puntos después de encajar un parcial de 0-15, terminando la primera mitad 35-59.
En el tercer cuarto, Clavijo ha querido reaccionar. En realidad, más que una reacción, era lo que se le exigía a este duelo desde un inicio, dado que era un duelo directo, con ambos equipos en la zona baja de la clasificación. Los blanquiazules han incrementado sus porcentajes en ataque y el abismo ya no era tan profundo (50-66), también propiciado por la relajación leonesa al verse tan por encima de su rival. No obstante, un nuevo apagón ofensivo, acompañado de un par de decisiones arbitrales polémicas y la recuperación visitante de la intensidad propia de esos primeros cuartos han dejado todo resuelto a falta de diez minutos para el final (54-80).
Ya no ha habido partido. El último parcial se ha convertido en un entrenamiento, un intercambio de canastas sin fundamento alguno con todos los protagonistas sabedores de que hacía falta algo más que un milagro para que los puntos se quedaran en casa. Sonó la bocina con 70-94, con un merecido triunfo de la Cultural Leonesa que se impuso a un Rioverde Clavijo que hizo aguas y tocó fondo en su propio feudo, en uno de los peores partidos, si es que se le puede llamar así, que se le recuerdan.