Los datos ofrecidos por la Delegación de Gobierno contra la violencia de género muestran que el número de víctimas mortales por esta lacra social en 2023 asciende a 52 mujeres, y de estas, una era de La Rioja. Además, el número de niños y niñas que se ha quedado huérfanas es de 51.
Estas cifras indican con claridad que la violencia de género y el machismo es un problema que sigue muy vigente en la sociedad. Por eso, las instituciones públicas han creado y lanzado proyectos para apoyarlas y protegerlas. El Gobierno de La Rioja fue una de estas instituciones cuando promovió la instalación de una red de alojamiento donde las mujeres maltratadas pudieran vivir alejadas de sus agresores.
Esta red de alojamiento cuenta con un total de 61 plazas, de las cuales, 45 son específicas para las mujeres que son víctimas de violencia de género. Los datos desde el 1 de enero de 2023 hasta la fecha actual muestran que el servicio de Alojamiento e intervención integral a mujeres víctimas de violencia de género atendió a 57 personas, de las que 29 fueron mujeres y 28 menores; y el servicio de Alojamiento e intervención integral en pisos de tránsito para mujeres víctimas de violencia de género acogió a 21 personas, de las que 10 fueron mujeres y 11 menores.
Esta red también cuenta con un piso de emergencia cuya finalidad es la acogida inmediata dirigida a prevenir situaciones que pongan en peligro la integridad física o psíquica de mujeres víctimas y, en su caso, la de las personas a su cargo. «Son un apoyo en los primeros momentos a las mujeres víctimas, mientras se determina el recurso más adecuado en función de sus circunstancias», apunta la Jefa de Servicio de Infancia, Mujer y Familia, María del Val Álvarez Morales. Dicho piso acogió a 73 personas, en concreto 42 mujeres y 31 menores.
Álvarez Morales, explica que la finalidad de esta red es facilitar, mediante una intervención de carácter interdisciplinar, la integración de las mujeres víctimas de violencia de género o intrafamiliar y de sus hijos e hijas menores de edad en la sociedad.
Subraya que la atención y el acompañamiento que se presta en los pisos persigue favorecer la normalización e integración social de las víctimas, y la consecución de sus procesos de autonomía personal, en un marco de intimidad y privacidad.
Recuperación. Álvarez Morales explica que la recuperación se trabaja con un equipo de profesionales de la psicología, el trabajo social y la educación, volcados en ayudarles a construir un proyecto de vida, adaptado a las necesidades específicas de cada una. Cada mujer y sus hijos reciben manutención con una dieta sana, variada y equilibrada, y se les hace entrega de los enseres personales precisos.
Remarca la importancia del tratamiento psicológico para abordar los daños sufridos, la intervención socioeducativa, el apoyo para su inserción sociolaboral. También se les ayuda en el aprendizaje de habilidades de crianza y cuidado de niños y niñas, si fuera preciso.
Otro aspecto clave es la inserción laboral y la intervención en el área de la vivienda, para que «sientan que son capaces de valerse por sí mismas». Asegura que la independencia económica ayuda a romper la dependencia afectiva.
Por otro lado, Álvarez apunta que el perfil de estas mujeres no es único y lo que tienen en común es que «son víctimas de violencia machista y huyen de ella».