«No hemos sido preventivos y hemos reaccionado muy mal. Ahora toca ser proactivos», afirma José Luis Gómez Calvo, analista de riesgos y experto en seguridad, quien, en una entrevista, propone un decálogo de medidas para enmendar los errores que agravaron las consecuencias de la DANA.
Porque ahora «no vale lamentarse ni echarnos barro los unos a los otros, sino tirar hacia adelante», añade antes de recordar que en España cíclicamente se producen tres fenómenos: sequías, incendios forestales e inundaciones. «Y a pesar de saber que esto ocurre, no se hace lo suficiente», lamenta.
Centrados en la reciente catástrofe, Gómez ve prioritario atender a los afectados -lo que se está haciendo, pero «no suficientemente y además tarde»- y seguir tratando de localizar a los desaparecidos y enterrar a los fallecidos, pero después «depurar responsabilidades», porque «se están pasando la pelota unos a otros y nadie quiere asumir la dirección conscientes de que tiene un coste social tremendo».
El analista hace un recorrido por la normativa y concluye: Inicialmente le correspondía a la Comunidad Valenciana tomar la iniciativa «y lo ha hecho muy mal, pero una vez que eso se ha producido, quien tiene que asumirlo ya es el Gobierno central. Lo tenía que haber asumido el primer día».
Independientemente de ello, ahora toca actuar para evitar que, a corto y medio plazo, se vuelvan a producir estas catastróficas consecuencias.
10 medidas para enmendar los errores
1. Actualizar el mapa de riesgos de zonas inundables, porque las gotas frías o DANAS se están produciendo y se van a producir cada vez con más frecuencia y con más intensidad. Por lo tanto, hay que hacer una revisión de esos planes.
2. Denegar construcciones en las zonas potencialmente anegables, porque se sigue construyendo en ellas.
3. Revisión de los bajos y sótanos inundables y adopción de barreras de anti-inundación.
4. Diseño de edificios con bajos resistentes a las grandes cantidades de agua. «Hemos visto que en algunos casos se han derrumbado las casas. Son muy antiguas y construidas con materiales muy endebles. Por lo tanto, había que hacer una revisión de las viviendas», añade el experto.
5. Un sistema de alerta y alarma más eficaz y eficiente. En opinión de Gómez, el actual envío de alertas a los teléfonos móviles no sirve. Por eso, pone como ejemplo el modelo de Japón, con sirenas en las calles, quizá atronadoras. Pero los nipones se han acostumbrado a base de simulacros, es decir, gracias a una importante labor de «pedagogía».
6. En este sentido, el analista propone la realización de simulacros de concienciación y adiestramiento de la población, al menos en las zonas más proclives a estas catástrofes.
7. Dragado y limpieza de cauces de ríos, de acequias y de barrancos, en el marco de un Plan Hidrológico y que «tampoco se está haciendo», lo que ha agravado las consecuencias de la DANA.
8. Limpieza del alcantarillado, muchas veces muy «primitivo». «A poco que caigan cañas, árboles y demás, se obstruyen y se desbordan», recalca este analista de riesgos.
9. Revisión de los planes de emergencia, y de Protección Civil que deben sufrir una actualización.
10. Por último, una ampliación de las dotaciones de Protección Civil.
Actuar y actuar. En suma, subraya Gómez, se trata de «actuar, actuar y actuar para evitar que se vuelva a producir». Y es que, en su opinión, «no podemos quedarnos en llorar, en las peleas políticas y en que todo siga igual».
Así, pone el ejemplo del volcán de la isla de La Palma, donde todavía «hay gente que está durmiendo en barracones», o algunos afectados por el terremoto de Lorca, que aún continúan a la espera de las ayudas prometidas. Cosas así no tienen que repetirse.
E insiste en que la Comunidad Valenciana no avisó en tiempo y forma, pero reitera que «una vez que avisó, aunque fuera tarde, la administración central, en virtud de su ley, de la ley que nos ampara a todos, tenía que haber asumido el mando, porque además es quien tiene los recursos».