"Buenos días. ¿Que tal se encuentra hoy? ¿Que ha hecho? ¿Su equipo funciona correctamente?" Esta podría ser un ejemplo de conversación que tienen las trabajadoras del servicio de teleasistencia de Cruz Roja con las personas usuarias.
Una conversación que no suele durar más de 20 minutos, salvo en casos excepcionales en los que el usuario necesita que se le haga una llamada más larga y específica. Así lo explica la técnico del programa de teleasistencia en Cruz Roja, Mariví Hernando.
Una de estas personas usuarias es Victoria Barceló, una mujer de 85 años que lleva inscrita en este programa de teleasistencia desde hace mucho tiempo, «por lo menos tres o cuatro años», indica.
El periódico El Día de La Rioja ha podido hablar con ella para que cuente como ha sido su experiencia con este servicio desde entonces. Recuerda que conoció a Cruz Roja hace años, así que contrató este servicio de teleasistencia porque «me daban la garantía de que me iban a dar un buen servicio».
Cuenta que ella tiene el dispositivo fijo que se coloca en el cuello o la muñeca, y el dispositivo móvil o smartwatch que usa cuando sale a la calle. «Estoy muy contenta y muy agradecida porque me tratan muy bien», afirma agradecida.
Asegura que ella misma se apaña muy bien cuando tiene que usar el dispositivo fijo. Además, destaca que las trabajadoras de Cruz Roja le llaman cada ocho o diez días para ver que tal se encuentra y comprobar que todo vaya en perfectas condiciones. «Tengo un control extraordinario con estos señores, así que estoy muy bien con Cruz Roja», remarca.
No solo ella utiliza la teleasistencia, sino que su marido también tiene el botón de teleasistencia pero «no lleva el reloj porque está en un centro de día. Se va a las 10 y me lo traen a las 5», indica. «Estamos doblemente cuidados», resalta.
Este buen servicio hace que Victoria tenga seguro que va a continuar muchos años con Cruz Roja. «Tengo una sobrina que trabaja en otro centro similar y me propuso que mi marido y yo nos cambiáramos pero voy a seguir con Cruz Roja», asegura.
Anécdota. Barceló relata que tuvo que utilizar estos dispositivos un día que estaba mala, por lo que llamó, tanto a Cruz Roja como a la Seguridad Social. «Los profesionales médicos de Cruz Roja vinieron antes que los de la Seguridad Social», critica.
Lamenta que esto pasara porque «cuando uno llama a un centro y tienes ciertas edades, no lo haces por que quieras ni por una pijada, sino porque es un tema serio». El caso es que el problema de su llamada si que tuvo importancia porque le tuvieron que ingresar.