La teleasistencia es un servicio que ayuda y atiende a más de 5.300 personas en La Rioja. Varias entidades y asociaciones públicas y privadas lo ofrecen, como el Gobierno de La Rioja que apoya a 3.717 personas y Cruz Roja a 1.612.
Cruz Roja es una organización que empezó a ofrecer este servicio en 1991 y hasta el 2022 han colaborado con el Gobierno de La Rioja, dando un servicio público y privado. El caso, explica la técnico del programa de teleasistencia en Cruz Roja, Mariví Hernando, que para poder acceder al servicio público, la gente tenía que tener valorada la dependencia, mientras que para el servicio privado no.
Recuerda que hasta el 2022 había unos 5.000 usuarios con teleasistencia pero «algo más de 4.000 estaban en el servicio público por medio de la administración». Ese mismo año, Cruz Roja perdió el concurso con dependencia, por lo que a partir de 2023 solo trabajan de forma privada.
Esta situación motivó que el año pasado hubiera 1.650 usuarios incluidos en este servicio de Cruz Roja, frente a los 1.612 que hay este año. «Las bajas más típicas son por fallecimiento o ingreso en residencia», detalla.
Detalla que entre 60 y 64 años hay 13 personas, entre 65 y 74 años hay 94, entre 75 y 79 años hay 159 personas, a partir de 80 años hay 1.321 y menores de 60 años hay 25 personas. «Hay personas que tienen entre 30 y 40 años con alguna patología y para su seguridad tienen el botón», indica.
Hernando describe que a medida que la sociedad va cambiando, el perfil de las personas que requieren o necesitan este servicio también varía. «Antes venían personas más mayores que se encontraban peor pero desde hace dos años, suelen venir personas más jóvenes con edades de 65 o más debido a que ahora se ve más como un servicio de prevención», explica.
Este servicio de teleasistencia también contempla una clara diferencia entre sexos, ya que «hay 365 hombres y 1.247 mujeres». Hernando comenta que la explicación a este hecho es que las mujeres tienen una esperanza de vida mayor y son más independientes, mientras que «los hombres siempre están acompañados por alguien, como la mujer o una cuidadora, por ejemplo».
La coordinadora destaca que a los usuarios se les llama todos los meses, a la mayoría cada 15 días. «Eso supone que al mes hay una media de 3.500 llamadas y en esas se mantiene una conversación en la que se les pregunta como están, si necesitan algo o les pedimos una prueba de que el sistema técnico funciona», detalla.
Otro aspecto que se aprecia en estas llamadas telefónicas es que «cada vez hay más soledad, ya que hay personas que la única llamada que recibe en un mes es la nuestra». «Es algo duro pero real», lamenta la técnico.
También se hacen llamadas debido a las patologías y a las caídas que sufren los pacientes porque «están solos y no pueden levantarse, o están acompañados por alguien que no puede levantarlos». «Para eso tenemos una custodia de llaves, con la que a día de hoy tenemos unas 1.066 llaves de domicilio de usuarios», apunta.
Recuerda que en alguna ocasión se han encontrado a algún usuario que ha estado 24 horas tirado en el suelo porque «no ha ido nadie a su domicilio en ese tiempo». «Nosotros vamos, les levantamos y avisamos a sus familiares», señala.
Aparatos. Mariví Hernando explica que hay tres tipos de teleasistencia. El primero es el dispositivo más común que casi todo el mundo conoce, el botón rojo que se suele llevar colgado en el cuello o en la muñeca.
Pero la tecnología avanza y los usuarios empezaron a demandar algún aparato que les ayudara cuando estuvieran fuera de casa. «Se usa un dispositivo móvil que es un smartwatch que tiene un botón en el centro para llamar a Cruz Roja». Dicho dispositivo lo utilizan personas más autónomas y más jóvenes que se mueven más o que viajan mucho.
El tercer dispositivo es un smartwatch que sirve de localizador para personas con inicio de deterioro cognitivo, como alzheimer. «Este servicio lo demandan los familiares, ya que tienen acceso a una aplicación móvil que les permite saber donde está su familiar», detalla.
A los aparatos de teleasistencia se le pueden añadir otros dispositivos adicionales, como un dispensador de medicación, un detector de humos o un detector de gas. «Esos aparatos emiten una alarma a la centralista de Cruz Roja y las compañeras te llaman a casa para que le pongas remedio o directamente llamar a los bomberos, en caso de una avería», destaca.
Cruz Roja cuenta con 13 teleoperadoras, quienes gestionan las agendas para llamar a los usuarios y movilizar los recursos necesarios.