El temor al fracaso ha sido uno de los mayores impedimentos que los españoles han manifestado como principal obstáculo para poner en marcha una idea de negocio, además de otros factores como, por ejemplo, encontrar la financiación suficiente, contratar el equipo humano o tener la confianza que se requiere para dirigir una compañía con solvencia.
Una realidad que se está afrontando con determinación. De hecho, el 11,2% de los españoles asegura que está dispuesto a emprender y, además, se ve capaz de conseguir la financiación y de gestionar el personal cualificado.
Se trata del porcentaje más elevado desde 2012, según pone de manifiesto un informe del Global Entrepreneurship Monitor (GEM España), que ha contado con el apoyo de la Empresa Nacional de Innovación (Enisa) del Ministerio de Industria y Turismo y el Observatorio Mapfre de Finanzas Sostenibles.
Así, 2023 registró un aumento del número de personas emprendedoras potenciales, que se disparó de un 9,4% a un 11,2% entre los residentes en España.
Aunque la cifra de hombres dispuestos a constituir una sociedad es más alta (11,5%) que en el ejercicio anterior, el alza registrado ha sido mayor en el caso de las mujeres, que pasan de un 8,8% en 2022 a un 10,9% en el pasado curso.
«La actividad económica reciente (TEA) encadena tres años de incremento, y el emprendimiento potencial crece a un nivel que no se alcanzaba desde 2012», según señaló la directora técnica del proyecto GEM, Nuria Calvo Babío.
Con respecto al capital necesario para poner en marcha un pequeño negocio, la cifra mínima habla de 3.000 euros a los que hay que añadir el coste mensual de los medios que se van a emplear tanto materiales como humanos para sacar adelante el proyecto, lo que puede ascender a más de 12.000 euros como punto mínimo de partida.
Un dato muy significativo del mercado laboral español es que la decisión de querer ser tu propio jefe es mayor entre los inmigrantes, pues uno de cada siete y una de cada nueve extranjeras está emprendiendo a día de hoy. «La TEA de la población foránea duplica a la española», según explicó Calvo. Asimismo, una de cada seis personas foráneas con estudios universitarios está involucrada en alguna alternativa laboral de negocio.
En este sentido, la mayor tasa de cierres de compañías lideradas por población extranjera reduce la cifra entre las que tienen más de tres años y medio de vida a un 5,9%, por debajo del 6,8% de la española.
Por edades, los más jóvenes (entre 18 y 24 años) encabezan el liderazgo de las decisiones innovadoras de mayor nivel tecnológico, más digitalizadas y más internacionales. Por otro lado, ocho de cada 10, orientan sus proyectos en el sector servicios, relativo al consumo y al de suministros a otras empresas.
De esta manera, el nivel educativo es crucial, así como también la edad de las personas que se deciden por sacar adelante un proyecto. Los empresarios, y la población migrante se han convertido «en un tractor de la creación de empresas fundamental» en el tejido productivo nacional, según subrayó la presidenta del Observatorio del Emprendimiento y directora ejecutiva del Proyecto GEM, Ana Fernández Laviada.
Asumir riesgos
En España, y en gran parte de los países de la eurozona, muchos especialistas en recursos humanos sostienen que el miedo a la ruina es paralizador a la hora de asumir riesgos profesionales. Se suele ver como una pérdida de recursos y oportunidades. De hecho, se analiza como un concepto denostado y estigmatizado socialmente que obvia toda la experiencia y el conocimiento que el nuevo empresario puede extraer de él.
En otros países como, por ejemplo, EEUU haber fracasado se valora como un mérito más en el rito de iniciación que conduce al éxito. Así, el 82% de los norteamericanos apuestan por ser sus propios jefes frente al 75% de la media de la eurozona. Para ellos, ambas situaciones crean oportunidades, lo mismo ocurre con el factor fracaso que puede representar un germen de positividad y de futuras innovaciones.
En definitiva, se está viviendo un cambio de tendencia muy importante entre los emprendedores que viene marcado por nuevas ideas de negocio y por el uso de una tecnología digitalizada, creativa y eficiente.