Los 700 árboles frutales en los alrededores de Albelda para mejorar el ecosistema y mejorar la biodiversidad fueron plantados por voluntarios. Son personas que pasan parte de su tiempo libre realizando acciones en beneficio de la sociedad.
Una de estas personas es Alana Macías, voluntaria que entró en Cruz Roja hace más de un año. Empezó a acudir a Cruz Roja por una recomendación de su padre, en concreto, «le planteó que fuera a la sección de Juventud, donde acabó colaborando en la ludoteca cuidando a niños más pequeños», indica.
Desde ese momento ha ido incrementando su presencia en esta entidad social, ya que también participa en las secciones de Sensibilización de Ocio Nocturno y Medio Ambiente. En esta última lleva únicamente dos semanas, aunque ya ha participado en varias acciones en apoyo del medioambiente.
Ha estado en la plantación de encinas de Albelda, donde se repartieron por parejas. Una persona usaba la azada y la otra plantaba el árbol para que no fuese tan difícil. «Aunque si que tuvo su dificultad porque el suelo no estaba muy bien y costaba coger la tierra», reconoce.
Una joven que partía con ventaja porque años antes había sido scout y había hecho labores similares en otros sitios.
Macías también ha realizado con Cruz Roja acciones de recogida de basura en el río Iregua. «La última vez recogimos 87 kilos», recuerda. Desde Cruz Roja apuntan que después de las crecidas de los ríos es un buen momento para hacer limpieza por los residuos que se quedan acumulados.
Una experiencia como voluntaria que recomienda a otros jóvenes y adultos. «Venir aquí es una experiencia muy reconfortante. No solo ayudas al resto, sino que te sirve para sentirte realizada y bien contigo misma», subraya.
Ahora está cursando el grado de Integración Social. Todavía no conoce exactamente donde quiere trabajar pero quiere ser terapeuta ocupacional.