Hay personas que son celiacas prácticamente desde que nacen. Este es el caso de Cristina Guinea, una joven afincada en Nájera a la que se lo diagnosticaron cuando apenas tenían unos 16 o 18 meses. «Mis padres siempre me decían que estaba mala con vómitos y diarreas, por lo que me llevaron al médico pero no daban con el problema, hasta que finalmente lo hicieron», cuenta.

A partir de ese momento relata que empezó otro camino que era «dudoso» porque «hace 30 años era difícil llevar este tema. En 1996 todavía no había una asociación de celiacos de La Rioja aunque si que había un grupo de personas con la misma enfermedad y con ganas de poder mejorar todo el tema de los celiacos», señala.

Explica que fue aceptando esta situación con el paso del tiempo, ya que «tus padres te educan para ello». Aunque admite que la situación se complicaba al salir de su casa, sobre todo cuando era pequeña porque «cuando los compañeros de clase hacían cumpleaños te tenías que llevar tu el bocata, además de que había desconocimiento y siempre te ponían en la esquina, por lo que te sentías un poco apartada».

La parte positiva de que le diagnosticaran pronto esta enfermedad es que no ha tenido que adaptarse a la hora de comer un alimento u otro. «Realmente no he dejado de comer nada. No me ha llamado la atención nada porque a mi me lo pillaron desde pequeña y apenas he consumido gluten», asegura.

Aparte, cuenta que cuando va de viaje contacta con las asociaciones de celiacos de la zona para ver donde puede ir a comer.